Sipresa, ira y confusión política en el Kremlin. La estrecha unidad y contundencia del G7 impactó tanto en Rusia como China. Los analistas políticos y económicos coinciden en el cierto distanciamiento y revisión de relaciones del Partido Comunista de China (PCCh) de Vladimir Putin.

En bancos de inversión, y expertos en cuestiones eslavas empiezan a surgir notas de un clima de desmornamiento de todo lo construido por Vladimir Putin después de Boris Yeltsin. China está avanando hacia el oeste, en el centro de Asia, para ocupar la zona de influencia de Rusia.

En el frente de la guerra, en Ucrania, el lento final de la primavera agura nuevos escenarios a corto y medio plazo. El Estado Mayor de las Fuerzas Atmadas de Rusia teme que la batalla de Bajmut haya sido una terrible trampa de desgaste. Las tropas rusas están al filo de deserciones y de una huida masiva de las posiciones de primera línea, como sucedió en la primera contraofensiva de Ucrania (soldados rusos llegaron a robar bicicletas para huir a Rusia). La relación entre los mercenarios de Wagner y el Estado Mayor está rota por sus crímenes de guerra.

A este escenario frágil se ha sumado la entrada en combate de las unidades de las fuerzas denominadas Legión Libertad para Rusia y Cuerpo de Voluntarios Rusos. Son milicias convencionales con la cruz pintada en el fuselaje de sus unidades señalando que están bemdencias por la Iglesia Ortodoxa de Ucrania. Han actuado en Bélgorod pero podrían ampliar sus operaciones hacia el sur. Su lucha está empezando a suponer un efecto llamada para otros movimientos de resistencia armadas contra Vladimir Putin como el Ejército Nacional Republicano (RNA). 

El impacto del asesinato de Pyotr Kucherenko 

En este escenario de pánico y misterio se ha producido la muerte misteriosa del importante funcionario Pyotr Kucherenko cuando regresaba de un viaje de negocios de Cuba a Rusia. Su nuerte se suma a las desapariciones misteriosas entre las élites rusas.

El viceministro de Ciencia y Educación Superior de Rusia, Pyotr Kucherenko, de 46 años, murió cuando regresaba de un viaje a Cuba.

“Kucherenko se sentía mal mientras viajaba en un avión con una delegación rusa que regresaba de un viaje de negocios a Cuba. El avión aterrizó en la ciudad de Mineralnye Vody, donde los médicos intentaron ayudar”, dijo el ministerio señalando que el ministro no pudo ser salvado. Otras fuentes de disidentes rusos apuntan a que pudo ser estrangulado envenenado.

El periodista Roman Super, que huyó de Rusia poco después de que invadiera Ucrania en febrero pasado, reveló en su canal de Telegram que había hablado con Kucherenko “solo unos días” antes de huir. Dijo que Kucherenko temía por su seguridad y lo animó a abandonar Rusia.

“Sálvate a ti y a tu familia. Vete lo antes posible. No te puedes imaginar el grado de embrutecimiento de nuestro estado. En un año no reconocerás a Rusia en absoluto. Al irte estás haciendo lo correcto”, dijo Kucherenko citado por Super.

Super dijo que le preguntó a Kucherenko si él también quería irse de Rusia, a lo que, dijo, el ministro respondió con claridad.

“Ya no es posible hacerlo. Nos quitan los pasaportes. Y no existe tal mundo en el que ahora estén contentos con el viceministro ruso después de esta invasión fascista”.

El periodista agregó que Kucherenko le dijo que había estado tomando antidepresivos y tranquilizantes.

“Los bebo a puñados. Y no ayuda mucho. Casi no duermo. Me siento terrible. Todos somos tomados como rehenes. Nadie puede decir nada. De lo contrario, somos inmediatamente aplastados como insectos”.

Se sabe  que altos funcionarios rusos en el Kremlin y en las regiones tienen prohibido dejar sus puestos.

Un medio de noticias de investigación en línea con sede fuera de Rusia y dirigido por el conocido periodista Roman Anin, informó que varios gobernadores, funcionarios de las fuerzas de seguridad y personas de la administración presidencial habían intentado renunciar pero no se les había permitido .

Al menos 13 empresarios rusos de alto perfil han muerto por suicidio o en accidentes inexplicables en el último año, con seis de ellos asociados con las dos compañías energéticas más grandes de Rusia.

Otras fuentes de disidentes indicaron que Pyotr Kucherenko pudo haber sido asesinado al descubrirse que preparaba la fuga de élites rusas al Caribe (Cuba o República Dominicana). Su viaje oficial a Cuba pudo haber sido el primer paso para preparar esa huida pero habría sido descubierto o traicionado.