Yevgueni Víktorovich Prigozhin, de 62 años de edad, el llamado chef del Kremlin (por su pasado de negocios de restauración con el círculo político y económico de Vladimir Putin, y el propio presidente) se ha convertido en el nuevo hombre fuerte de Rusia tras un Golpe de Estado que él mismo desencadenó y paró en el último momento.

Como en los grandes momentos de la historia de Rusia (Imperio y el periodo de Unión Soviética), fue impresionante -en una jornada de miedo (auténtico terror), rumores y mensajes de fuga en los móviles- la forma en que se produjo una estampida de Moscú. Se vivió una fuga masiva de las élites en jets privados y en vuelos comerciales. Se agotaron todas las plazas y vuelos mientras las unidades del Grupo Wagner, tras su salida de Ucrania, y toma del mayor centro logístico del Ejército en el sur, cerca del mar Azov, recorrieron a alta velocidad la M4. Sin encontrar ninguna oposición, y sólo se detuvieron a las puertas de Moscú.

¿Por que lo hicieron?

Es la gran incógnita dentro de los interrogante que quizás han herido de muerte (política y física a medio plazo por su deteriorada salud y el estrés emocional de horas de alto suspense) a Putin y han mostrado la locura de su plan de invadir y destruir Ucrania.

Todo lo sucedido ha sido una relativa sorpresa para la Casa Blanca. Los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos creen que el jefe de Wagner había estado planeando un gran desafío para el liderazgo militar de Rusia.

Los funcionarios de inteligencia informaron a los líderes del Congreso -conocidos como la Banda de los Ocho– a principios de esta semana sobre los movimientos de Wagner y la acumulación de equipos cerca de Rusia.

Funcionarios de inteligencia estadounidenses y occidentales vieron señales de que Prigozhin estaba haciendo preparativos para un gran movimiento, incluso acumulando armas y municiones. Pero todo se aceleró el viernes por la noche y se intensificó hasta el sábado. Altos funcionarios cancelaron viajes internacionales planificados y convocaran reuniones de emergencia.

El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris fueron informados en la mañana de este sábado sobre los últimos acontecimientos en Rusia. Se les unieron varios funcionarios de seguridad nacional.

“Los participantes incluyeron al asesor de seguridad nacional Sullivan, el secretario Blinken, el secretario Austin, el presidente Milley, el director Haines, el director Burns y el embajador Thomas-Greenfield. El presidente y la vicepresidenta siguieron recibiendo información durante todo el día”, informó la Casa Blanca.

El Secretario de Defensa, Lloyd Austin, también continuó recibiendo información, confirmó el general Patrick Ryder.

El pacto para no tomar Moscú

Durante horas de incertidumbre, Alexander Lukashenko y Vladimir Putin abandonaron Minsk y Moscú en sus aviones presidenciales. Pudieron celebrar una cumbre de urgencia en San Petersburgo en las horas más críticas. Todo el día estuvo envuelto en rumores de serias tensiones militares en Bielorrusia y de preparativos para un Golpe de Estado en Minsk.

Quizás el momento de extrema angustia provocó la petición de Putin a Lukashenko de negociar sin límite con el jefe de Wagner para impedir la toma de Moscú, Estaba el peligro de un vuelco de lealtades. Hubieran abierto a Prigozhin las puertas del Kremlin.

Lukashenko hizo esta mediación urgente y secreta.

El jefe de Wagner publicó una grabación de audio en la que confirmó que estaba desviando a sus fuerzas de su marcha hacia Moscú.

“Damos la vuelta a nuestras columnas y regresamos en la otra dirección hacia nuestros campamentos, de acuerdo con el plan”, dijo en un mensaje misterioso en Telegram.

El anuncio se produjo momentos después de confirmarse que el presidente Alexander Lukashenko había llegado a un acuerdo con el jefe de Wagner para detener la marcha de sus fuerzas sobre Moscú.

Pero el Golpe de Estado ha dejado abiertas todas las interrogantes:

— El Estado Mayor quedó desautorizado.

— Putin ha comprobado amargamente que ya no tiene el control de los cuatro servicios de inteligencia, las Fuerzas Armadas y la Guardia Rusa. Todas las unidades militares en la M4 jaleron a los mercenarios de Wagner en su avance sobre Moscú.

— Los mandos militares y los soldados rasos puden sufrir un seria crisis de moral en el frente en Ucrania. Si la contraofensiva avanza en sus líneas maestras y llega al mar Azov y al mar Negro se podría abrir un alto el fuego, el pacto y la retirada total de las fuerzas rusas (incluida Crimea).

— El jefe de Wagner puede sumar nuevas lealtadas y liderar una ola ultranacionalista que acorrale a Putin. El presidente ya no puede confiar ni en su propio Servicio Secreto del Kremlin

— Esta grave crisis ha mostrado además que hay fisuras militares en Bielorrusia. Un gope de Estado en Minsk sería definitivo para el hundimiento del putinismo.