En las grandes maniobras políticas sin el avance que esperaba Barack Obama en las conversaciones de Lausana. En los nuevos desafíos regionales, guerra abierta en Yemen con la decisión de atacar de Arabia Saudí (Arabia Saudita). Sólo en Irak se produjo un imporante avance estratégico.
El Ejército de Irak (tropas suníes con milicias chiíes), unido al apoyo de la coalición internacional, logró recuperar el enclave de Tikrit, la capital de la provincia de Saladino, en el norte del país. Ha sido una dura campaña de tres semanas contra la guerrilla suní radical de Estado Islámico (ISIS, Estado Islámico de Irak y el Levante). El siguiente objetivo, todavía más ambicioso, se centra ahora en Mosul.
Ganar en Tikrit era importante. Tenía el simbolismo de haber sido el feudo de Sadam Husein. Desde el punto de vista estratégico es una victoria que fortalece al primer ministro de Irak, Haidar al Abadi.
Expertos miltares indicaron a Hechos de Hoy que Haidar al Abadi acertó al sumar fuerzas suníes y chiíes. El mando militar se benefició del apoyo áereo de la coalición. También han jugado un papel destacado las misiones de inteligencia áreas y terrestres. Se pueden hacer en Irak mejor que en Siria.
Todavía cobró mayor importancia el haber roto la dinámica de terror de Estado Islámico sobre la población civil. Sus avances miltares, y el pánico ante su crueldad y salvajismo, habían causado deserciones y huídas. Parecían imbatibles en su avance sobre Bagdad. El ciclo cambió pero hay llamadas de los expertos a la prudencia.
Estados Unidos no llevó el peso militar. Sólo intervino a petición del gobierno de Bagdad y bajo el marco de la coalición contra ISIS. En la victoria en Tikrit, ha tenido un papel destacado Irán. Haidar al Abadi defiende como clave para Irak el equilibri entre suníes y chiíes y una nueva relación con Irán y Arabia Saudí. Estados Unidos observa el escenario con atención. Mosul aparece como el nuevo objetivo de esta estrategia.