Israel cambió su estrategia en el conflicto de Gaza. Sus operaciones dejaron de estar centradas en la infraestructura y los arsenales de armas de Hamás. El ataque del miércoles y des este jueves, este último en Rafah, están dirigidos contra las Brigadas Ezzedine al-Qassam (las Brigadas Al Qassam, el brazo armado de la organización islamista).
Hay mutismo sobre la suerte de Mohamed Deif, el máximo jefe de Hamás. En el ataque contra su casa-búnker se confirmó que murieron su esposa, su hijo de ocho meses, dos menores de 4 y 14 años y un adulto. Hamás negó que haya muerto. La cadena Fox, citando fuentes de la inteligencia israelí, aseguró que falleció y su muerte se oculta.
A este primer ataque se sumó el de Rafah, el enclave en la frontera con Egipto. Esta vez tanto por parte de Israel (Shin Bet, el servicio de inteligencia) como de Hamás se confirmó la muerte de Raed al-Attar, Mohammed Abu Shamala y Mohammed Barhoum, tres colaboradores directos de Mohamed Deif y jefes destacados de las Brigadas Al Qassam.
La situación abierta es muy incierta. La Yihad Islámica y las Brigadas Al Qassam han comprobado la eficacia destructiva que tiene el lanzamiento de cohetes en la zona próxima al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv. Tras el derribo por un misil tierra-aire del avión de Malaysia Airlines cambió la percepción de la seguridad de la aviación comercial. Si se cumplen estas amenazas habrá cancelaciones de vuelos con fuertes daños para las compañías y desastre para Israel porque crecerá el clima emocional de ansiedad de país sitiado.
A la vez, como señalarona analistas a Hechos de Hoy, las conversaciones en El Cairo, empantanadas pero no suspendidas, no pueden avanzar por el liderazgo fragmentado de Hamás y la posición de Catar de no aceptar a cualquier precio él éxito de la mediación de Egipto. En Jerusalén, impactó además la declaración del líder religioso Sheikh Saleh a-Arouri de que Hamás ordenó el secuestro y asesinato de los tres jóvenes judíos. Fue el detonante, el 12 de junio, de esta nueva guerra en Gaza y el choque total de Hamás con Israel.
En el plano político hay división y dudas, y debilidad de Benjamín Netanyahu pese a que se proyecte otra imagen. Tzipi Livni, ministra de Justicia, el ala centrista, considera un error negociar con Hamás sólo con medidas cortoplacistas. Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores, la ultraderecha, exige una nueva intervención hasta la derrota total de Hamás al precio que sea. Yair Lapir, ministro de Finanzas, la cabeza de los moderados frente a las tesis abruptas de Lieberman, considera que no hay opción para más conversaciones en El Cairo.
En la capital egipcia, Eyal Danino, consejero político de la Embajada de Israel en Egipto, y Azzam al Ahmad, jefe de la delegación palestina (que incluye a varias facciones) llaman a la calma. pero para analistas en Jerusalén resulta difícil avanzar si Egipto no tiene los apoyos plenos de Arabia Saudí y Catar. Más que nadie, Mahmud Abas conoce todas las dificultades y el momento de extrema gravedad.