Todo es una madeja extraña y misteriosa. Algunas fuentes dicen que el príncipe de Arabia Saudí, tras el golpe a su convoy, voló a Ibiza. Otras aseguran que se trasladó a Riad regresando a Arabia Saudí. Hay misterio profundo sobre la identidad. Se habla de Abdul Aziz bin Fahd Al Saud, último hijo de Fahd. Otras fuentes lo niegan.
Más espectacular aún es el móvil de una operación más propia de servicios secretos o comandos especiales que de simples atracadores. Se llevaron dinero en efectivo pero el verdadero móvil pudo ser el de documentos -privados o políticos-. Quien lo hizo estaba perfectamente informado de los movimientos del príncipe saudí y de lo que se transportada en una furgoneta que iba por delante del largo convoy. Por el momento, según datos de Hechos de Hoy, la investigación está en manos de la Policía francesa sin haberse establecido pistas en otros escenarios.
Un golpe de película
Arabia Saudí mantiene el silencio en torno a este golpe de película en las afueras de París. La Policía reveló que el convoy -trece vehículos- de un príncipe de Arabia Saudí fue atacado el domingo por la noche en el norte de París. Se produjo el robo de documentos importantes y la suma de 250.000 euros (335.00 dólares). Fue una acción de comandos, perfectamente planificada, con hombres armados con fusiles kalashnikov.
El convoy había salido del Hotel Georges V en el barrio de los Campos Elíseos -propiedad del grupo Kingdom Holding del príncipe saudí Al Walid Ben Talal-. Se dirigía al aeropuerto de Le Bourget, a 15 kilómetros al norte de París. Algunas fuentes indican que el príncipe saudí -sobre el que no se reveló información- tenía previsto viajar de París a Ibiza. El convoy fue atacado en la zona de la Porte de la Chapelle.
Se sabe que el comando realizó su ataque con dos coches marca BMW. Interceptaron una camioneta Mercedes Viano de alquiler que trasladaba el equipaje del príncipe -dinero, joyas y documentos-. La camioneta y uno de los automóviles fueron hallados abandonados y quemados una hora más tarde en un pueblo del este de la región de París, Saint-Mesmes.
Para la Policía, fue un ataque espectacular, inédito y misterioso. El comando, tras su golpe, abandonó a un guardaespaldas, un empleado del príncipe y el chófer. Todos viajaban en la camioneta asaltada. Posteriormente se denunció a la Policía un robo de 250.000 euros. Sin fuentes próximas a la investigación aseguraron que se produjo un robo de documentos calificados de "sensibles". El príncipe, sobre el que hay total mutismo, se alojó durante 45 días en el Hotel George V con una comitiva de 30 personas.
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