1. Inicio
  2. Opinión
  3. Comunidad de blogueros
  4. El muro. Creímos que el totalitarismo comunista jamás se repetiría
El muro de Berlín. (Photo by Hoite Prins on Unsplash)

El muro de Berlín. (Photo by Hoite Prins on Unsplash)

LO QUE ERA EL MUNDO

El muro. Creímos que el totalitarismo comunista jamás se repetiría

Cuando cayó el muro de Berlín, muchos creímos que la humanidad había aprendido la lección. Pero hoy se está construyendo una tapia aún más alta y difícil de derribar, porque no está hecha de ladrillos sino de ignorancia.

Hechosdehoy / Camilo Venegas

Aunque le debo mucho a demasiados, nunca aprendí tanto de alguien como de mi abuelo. Tomás Aurelio Yero Alonso nació en el Paradero de Camarones en 1908, cuando el siglo XX acababa de empezar y Cuba era un país por hacer. Era todavía un adolescente cuando se casó con Atlántida y se hizo ferroviario.

Aunque su sentido del humor era invencible y sus carcajadas incontenibles, siempre me pareció un hombre que se había despedido de su felicidad en alguna de las tantas estaciones donde trabajó. Era muy apasionado, pero todas sus pasiones, salvo Atlántida, sus hijos y sus nietos, quedaban en el pasado.

Hubo una época en que mi abuela le prohibió ver el Noticiero Nacional de Televisión. “Un día de estos te va a dar una embolia, viejo —le advertía—. Mira que estás acabado de comer”. A veces yo no entendía su inconformidad y se lo hacía saber. “Si tú hubieras visto lo que era Cuba”, se limitaba a responderme.

Es muy probable que mis nietos tampoco lleguen a comprenderme. Soy muy apasionado, pero todas mis pasiones, salvo mi familia y la vida que llevo en una loma dominicana, quedan en el pasado. A veces evito leer noticias, aun cuando tengo el estómago vacío.

Cuando cayó el muro de Berlín, muchos creímos que la humanidad había aprendido la lección y que algo tan atroz como el totalitarismo comunista jamás se repetiría. Pero hoy se está construyendo una tapia aún más alta y muchísimo más difícil de derribar, porque no está hecha de ladrillos sino de ignorancia.

El día que los hijos de Ana Rosario, Lorenzo, Gabriel o María no entiendan mi inconformidad y me lo hagan saber, les diré lo mismo que me decía mi abuelo cuando discutíamos de sillón a sillón, en un andén del siglo pasado: “Si ustedes hubieran visto lo que era el mundo”, me limitaré a responderles.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fill out this field
Fill out this field
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
You need to agree with the terms to proceed

twitter facebook smarthphone

ARCHIVO DEL AUTOR

Menú