Un hilo que crea desconcierto y sorprende de los giros continuos en la escena política de Cataluña.
¿Por qué una lista unitaria? Habría varias respuestas. La primera es la de responder con una imagen de unidad y un paso atrás de la política profesional de cara a los llamados votantes soberanistas, los que optan por la independencia de Cataluña.
La segunda se centran en los aspectos tácticos y estratégicos. Seguir la espuma de las confluencias y las mareas como sucedió en los triunfos de Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona. La tercera responde a la cuestión esencial de una candidatura competitiva con la izquierda.
Si esta candidatura consigue la mayoría absoluta, o no tiene un candidato con una mayoría que suponga una alternativa, Artur Mas sería elegido presidente de la Generalitat por tercera vez. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no había querido hasta ahora una candidatura conjunta. Esta vez cedió. El pacto no incluye, sin embargo, una candidatura similar para las elecciones generales.
De nuevo Artur Mas y Oriol Junqueras, en su soledad y su laberinto, con el objetivo de lograr una Declaración de Independencia de Cataluña (DIC), que surja de la Cámara autonómica, el Parlamento de Cataluña.
En este pacto hay una cuestión de supervivencia. Si no se hubiera producido la lista unitaria, ERC podría haber girado sobre un frente de izquierdas, una fórmula similar a la de Syriza en Grecia (Coalición de la Izquierda Radical). El pacto obedece también a la cadena de sondeos que han reflejado el crecimiento de Ciudadanos como segunda fuerza de Cataluña. También al batacazo augurado para Artur Mas y Convergencia y Unió (CiU).
Artur Mas voló primero la federación nacionalista. Rompió después con Josep Antoni Duran y Lleida. Y ahora abandona estratégicamente la primera línea para no ser laminado y evitar un voto de castigo por la corrupción política.
En este escenario, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez siguen sin comprender aún las claves de lo que es un laberinto político de claves reservadas . Sólo el Rey Felipe VI permanece muy atento a estas maniobras políticas. Estarán en el marco de su inmediato encuentro en el Palacio de La Zarzuela con Artur Mas.