Liz Truss es la nueva primera ministra británica después de la dimisión “retardada” de Boris Johnson. Quizás no se habían enterado porque la noticia, por supuestísimo, es el fallecimiento de la reina Isabel II.
La pobre Liz siempre soñó con ese puesto. Me imagino lo que habrá luchado por él. Cuando Boris dijo que se iba, ella se acostó esa noche soñando con ser la sucesora. Se acercaban los días y estaba a punto de lograrlo hasta que se consumó el acto. Su radiante felicidad no me la puedo ni imaginar.
Vean la foto (por cierto, la última publicada de la Reina con vida) de su visita al castillo de Balmoral para que la reina le solicitara formar gobierno tras la renuncia de Johnson. Pues todo su triunfo, quedó eclipsado por la muerte de la monarca dos días después de esa visita.
Liz, que en su juventud llegó a hacer discursos antimonárquicos se ha caracteriza por una vida política de oportunistas bandazos, pasando de unas ideologías a otras “según convenga”.
Ahora, el Reino Unido tendrá que pasar una época de transición, la del rey y la de la primera ministra con, además, la salida de la Unión Europea que muchos tildan de grave error. Pues nada, que ¡¡¡God save the Prime Minister!!!, también.