El año que concluye ha deparado éxitos en el box office para el cine español, como destacó Hechos de Hoy, y buenos trabajos fílmicos de diversos géneros que han ayudado a la industria a sacar pecho en medio de la crisis del sector y de la dañina subida del IVA que dificulta la puesta de largo de proyectos audiovisuales.

Los pelotazos de Lo imposible, Las aventuras de Tadeo Jones, Tengo ganas de ti y, en las últimas semanas, El cuerpo se complementan perfectamente con otras propuestas más a contracorriente que han deparado proyectos estimulantes para un cine menos enfocado al gran público, pero necesariamente reivindicable.

Las tres películas que fueron elegidas por la Academia de Cine, presidida por Enrique González Macho, para luchar por la nominación al Oscar suponen una terna muy apropiada como ejemplo de ese cine español con inquietudes artísticas y cosas que decir. Blancanieves, que fue analizada, El artista y la modelo y Grupo 7 están entre lo más destacado por la crítica. A estas habría que añadir Una pistola en cada mano y Los niños salvajes, triunfadora en el Festival de Málaga.

Pese a que finalmente no podrá pelear por la estatuilla de Hollywood, la película de Pablo Berger es el perfecto ejemplo de que en España hay talento para probar cosas nuevas, que el cine es una fuente inagotable de inspiración y, aunque las fórmulas parezcan agotadas, siempre habrá profesionales comprometidos con el arte dispuestos a dar una vuelta de tuerca para seguir hablando de la vida y los seres humanos con igual fuerza.

Entre los filmes que funcionaron bien, destaca el género de suspense o de terror (Rec 3, Fin), que siempre encuentra su hueco entre las preferencias del público. Varios son los directores que se han lanzado a rodar en inglés con actores extranjeros (Juan Antonio Bayona es el caso más evidente), algo que también ocurre con Rodrigo Cortés, que este año estrenó Luces rojas, con Robert de Niro y Sigourney Weaver.

Las películas destinadas al público adolescente, presididas por tintes cómicos, volvieron a tener cabida, empezando por la secuela de Tres metros sobre el cielo, que terminó de propulsar a Mario Casas como fenómeno de masas. A este grupo también pertenecen Promoción fantasma (Javier Ruiz Caldera) y Extraterrestre (Nacho Vigalondo).

El cine más castizo tuvo sus puntas de lanza en Carmina o revienta, del actor Paco León, que tuvo el valor de distribuir su primer trabajo tras la cámara simultáneamente a su estreno en las salas con su lanzamiento en DVD e Internet, y una película que se ha ganado el cariño de los pocos que la han visto: El mundo es nuestro.

Quizá las próximas nominaciones de los Goya respalden a esta cinta y permitan su reestreno en las salas comerciales. Resulta muy sencillo empatizar con las andanzas de dos curiosos personajes, el "Cabesa" y el "Culebra". Su historia, llena de humor en el marco de un atraco a una sucursal bancaria, cuenta con un trasfondo de incorrección política y saber hacer sorprendente para un director y actor debutante en el largometraje, Alfonso Sánchez.