Hace apenas dos años, tras un nuevo éxito de nuestra selección nacional (la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012) la selección española, liderada por su presidente José Luis Sáez, decidió prescindir del entrenador con mejor palmarés, Sergio Scariolo (además de la plata olímpica, dos oros en Eurobaskets de 2009 y 2011) y sustituirlo por Juan Antonio Orenga. Independiente de la forma poco elegante en la que se ejecutó este relevo, como en los anteriores, la Federación realizó un cambio importante, se pasó de elegir perfiles de entrenadores con gran experiencia -véase Pepu Hernández o Aíto García Reneses, los seleccionadores que antecedieron a Scariolo– por otro de perfil mucho más bajo.
Muchos consideraron entonces, especialmente el círculo de entrenadores profesionales, esta elección como un desprecio. La única experiencia de Orenga en la élite como entrenador eran 15 partidos ACB en el Estudiantes -cesado y sustituido después por Pedro Martínez-. ¿Se imaginan a Fernando Alonso pasar de pilotar un kart a un Fórmula 1? Pues parecido. En esos días, ya su gestión era criticada, como ahora lo hacen muchos aficionados a este deporte, especialmente en las redes sociales. De hecho, se afirmó que se cambió el campo de entrenamiento a un pabellón cedido por el Consejo Superior de Deportes porque en el Magariños la gente que acudía a presenciar los entrenamientos murmuraba sobre él. Era su primera experiencia como entrenador, no se sabía colocar en los entrenamientos y le faltaba incluso la complicidad necesaria con jugadores como Nacho Azofra y Carlos Jiménez, veteranos de Estudiantes que lideraban el vestuario.
Después del fracaso, Orenga se incorporó a la estructura federativa, se impuso como ayudante de la selección y Aíto le mando a la grada, ya que el quería su mano derecha propia, Quim Costa. Por ello, tuvo que buscar experiencia dentro de la estructura de la selección, y lo hizo bien en las categorías anteriores, y con la España sub 20, donde en el año 2011 despuntó un tal Nikola Mirotic para liderar a la selección y conseguir en ese año la medalla de oro en el Europeo de esta categoría y de allí, ya si consiguió sentarse en el banquillo nacional como ayudante de su predecesor.
¿Cuál es el papel con una selección tan espectacular?
El currículo es más escaso, y sí, antes de que llegue cualquier nuevo éxito, esperemos que en forma de oro, creo que es positivo analizar el papel del entrenador. Para algunos, se trata de un entrenador dócil, manejable por la Federación, en la que José Luis Sáez lleva 10 años presidiendo. Sea o no así, lo que nos interesa más en el plano deportivo y su escasa trayectoria no permite desde luego una evaluación correcta o justa.
A diferencia del fútbol, aquí los partidos se concentran antes de los torneos (amistosos) y en el desarrollo de los mismos. El bronce en el Europeo 2013, fue positivo dado las ausencias, pero también, con un nivel bastante limitado de otras selecciones, sus claroscuros y las críticas por muchas de las decisiones. Un caso claro, hace un año y ahora lo tenemos en Victor Claver, al cual se le sigue esperando un paso adelante que no llega. En el Europeo se le intentó dar demasiado protagonismo, sin éxito, y ahora lo contrario. El resultado en este mundial -como ha destacado Hechos de Hoy– es que estamos jugando sin aleros, buscando fórmulas “raras” como el cambio de posición de Llull.
No hay soluciones creativas, el año pasado la referencia en el ataque era Marc Gasol y todas las selecciones que nos pusieron en apuros, lo hacían con buenas defensas sobre él. Afortunadamente ahora tenemos a 3 grandes pívots, los hermanos Gasol e Ibaka, y es más difícil parar su juego, y es que a cualquier aprieto, si se acerca el rival en el marcador, parece que la única solución está en sacar de nuevo a Pau al parqué, donde 9 juegan muchos minutos y especialmente tres, Abrines, Reyes y el ya mencionado Claver, están aportando menos de su potencial. Nos quedan los partidos fundamentales, esperemos que en ellos nuestros 12 jugadores y el cuerpo técnico den lo mejor para conseguir un nuevo éxito para el baloncesto español.