Donald Trump anticipó los acontecimientos con un ataque durísimo y frontal contra los medios. Fue un áspero discurso ante la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC). Calificó a los periodistas de “deshonestos”, exigiendo que se le impida a la prensa el uso de fuentes anónimas. Acusó a los medios de ser los "enemigos del pueblo".
Poco después la Casa Blanca confirmó su posición de negación de la libertad de expresión al negar a cuatro medios el acceso a un encuentro con el portavoz de Donald Trump, Sean Spicer. Son las llamadas reuniones gaggle , menos formales que las denominadas Q-and-A.
La Casa Blanca vetó a dos Legacy Media (periódicos tradicionales), The New York Times y Los Angeles Times; un nativo digital (el que sólo existe en Internet), Politico; y una cadena de televisión, CNN.
La tormenta se produjo tras las informaciones de que la Casa Blanca había pedido al FBI que desmintiera públicamente contactos entre el Kremlin y el entorno del presidente.
Hasta ahora el gaggle era un símbolo de la libertad de expresión, la conferencia de prensa diaria en la que se permite que medios nacionales e internacionales hagan todo tipo de preguntas en la Casa Blanca sobre la Administración. Una reunión informal sin la presencia de las cámaras de televisión retransmitiendo en directo.
Fueron autorizados en el gaggle medios ultraconservadores o conservadores, afines a Donald Trump, como Breitbart News, The Washington Times y One America News Networks. Resultaron vetados em cambio The New York Times, Los Angeles Times, la CNN y Politico
El director de The New York Times, Dean Baquet, denunció una situación inédita en la historia reciente del país. "Protestamos fuertemente por la exclusión de The New York Times y otras organizaciones. El acceso libre de los medios a un gobierno transparente es, obviamente, algo de interés nacional crucial”, dijo en un comunicado. El presidente de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, Jeff Mason, mostró su enérgica protesta.
Un choque muy garve y revelador.
