La cifra de víctimas mortales por el ciclón Idai, que azotó el sureste de África, podría elevarse a alrededor de 1.000 personas. Así lo comunicó el presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, en la emisora estatal Radio Mozambique.
El presidente dijo que, si bien el número de personas confirmadas como muertas era de 84, la magnitud del desastre era “enorme” y había visto cuerpos flotando en los ríos mientras volaba sobre la región afectada.
El ciclón Idai, que ha asolado el sureste de África en los últimos días, ha dejado ya 82 muertos en Zimbabue y 84 en Mozambique, según las últimas cifras ofrecidas por las autoridades y que se suman a los 56 fallecidos en Malaui.
En Zimbabue, la cifra de muertos ha pasado de 64 a 82 mientras siguen las labores de rescate que podrían elevar estos números, informó este lunes la televisión estatal del país ZBC. Mientras que en Mozambique los muertos se sitúan ya en 84, con los distritos de Búzi, Chibabava y Muanza, en el centro del país, muy afectados por ser una zona en la que viven más de un millón de personas.
“Formalmente y hasta el momento hemos registrado más de 84 muertos, pero todo indica que podremos registrar más de mil muertos”, indicó el presidente mozambiqueño, Filipe Nyusi, después de visitar este fin de semana las provincias afectadas.
Del mismo modo, indicó que se pueden contemplar aldeas enteras que han desaparecido en las riadas y zonas totalmente incomunicadas: “se ven durante el vuelo cuerpos flotando, un verdadero desastre humanitario de grandes proporciones”, apuntó Nyusi.
El ciclón Idai llegó al litoral de Mozambique, a unos 300 kilómetros al este de Zimbabue, el jueves por la noche y dañó gravemente la ciudad costera de Beira, lo que provocó la muerte de al menos 19 personas y conllevó el corte de la electricidad y las comunicaciones a sus 500.000 residentes.
En las zonas más afectadas, como el pueblo zimbabuense de Chimanimani, los residentes publicaron un vídeo en las redes sociales donde se puede ver una docena de cuerpos, fallecidos en un deslizamiento de tierra el viernes, en una iglesia esperando a ser sepultados.