El desenlace de las conversaciones en El Cairo es una incógnita para la opinión pública de Israel. De nuevo la figura de la ministra de Justicia, Tzipi Livni, quien no pudo formar gobierno en 2009 tras ganar por mayoría simple, se sitúa en un primer plano en el pulso sordo que están manteniendo el primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman.
Tzipi Livni, quien representa la unión del doble espíritu en Israel la ciudad de Jerusalén, cargada por la historia y las luchas religiosas, y la urbe de Tel Aviv, la metrópoli mediterránea y abierta, insiste en buscar un pacto en El Cairo del que surja sólo un único interlocutor, Mahmud Abas. Mantiene también volver a abrir la puerta a Estados Unidos y su mediador John Kerry, y no dejar sólo en manos de Egipto la búsqueda de una salida, que debe ser la del rechazo del yihadismo o radicalismo en Gaza (léase Hamás y Yihad Islámica).
Si Barack Obama hubiera podido votar en Israel, Tzipi Livni hubiera sido su elección. El presidente de Estados Unidos pidió de nuevo al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, esforzarse por avanzar hacia un alto el fuego sostenible a largo plazo en la Franja de Gaza. La Casa Blanca informó que Barack Obama y Benjamín Netanyahu conversaron sobre las negociaciones en El Cairo para lograr un acuerdo de alto el fuego sostenible. La llamada se produjo poco antes de que las delegaciones israelí y palestina acordaran, a instancias de Egipto, una nueva tregua de cinco días para seguir negociando un acuerdo para un alto el fuego permanente.
En las conversaciones en El Cairo, bajo la mediación del jefe de los servicios secretos de Egipto, Mohamed al Tohami, se están analizado las vías para detener la operación que Israel comenzó el pasado 8 de julio en la Franja de Gaza contra Hamás. Israel insiste en rechazar las exigencias de desbloqueo de la Franja y liberación de los presos palestinos. Su argumento es el de que deben formar parte de una solución política al conflicto.
En Jerusalén hay división sobre si debe o no aceptar un pacto con Hamás porque no contempla el desarme de sus milicias. En principio se están ganando días, la tegua zigzag, pero con un horizonte provisional y no proyección a largo plazo. Benjamín Netanyahu está caminando entre sus ministros de Justicia, Tzipi Livni, y de Exteriores, Avigdor Lieberman.
Tzipi Livni insiste en su posición antes de esta nueva guerra en Gaza. El único liderazgo posible es el de Mahmud Abas y sobre ese senda se debe caminar. Antes del fragor de los combates fue su posición. Benjamín Netanyahu escuchó entonces a Avigdor Lieberman. Ahora su presión le tensa. Mientras tanto siguen las víctimas. En la Franja de Gaza a la larga guerra de víctimas hay que añadir el de la baja de un cámara de la agencia AP, Simone Camilli, y su traductor, Ali Shehda. El drama continua.