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Rabat

Rabat, Casablanca, Marrakech, Fez han sido algunos de los escenarios de mi vida de periodista. (Foto: Agustín Alberti)

ERIC CALDERWOOD

“Al Andalus en Marruecos”; un punto de vista inédito

Siempre me produjo interés, y cierta indignación, un mapa de Marruecos que se extendía, como escalando por la península ibérica, creo recordar que incluyendo Andalucía, hasta llegar a los confines del antiguo reino musulmán de Valencia.

Hechosdehoy / Agustín Alberti

Marruecos siempre ejerció un especial atractivo sobre mi inicial imaginario de niño. Pervivió pasada la edad de la inocencia para crecer, de forma determinante, durante el desarrollo de mi actividad profesional y terminó llenando no pocas jornadas de nuestro ocio turístico familiar.

En el origen estuvieron los recuerdos que mi madre, huérfana de militar, profundo conocedor de Marruecos, muerto en 1909 cerca de Melilla al frente de su regimiento, cumpliendo una orden del general Marina, nos fue desgranado con sencillez durante nuestra juventud.
 
Rabat, Casablanca, Marrakech, Fez han sido algunos de los escenarios de mi vida de periodista. En alguna de aquellas jornadas me produjo interés, no exento de cierta indignación, un cartel con un mapa de Marruecos que se extendía, como escalando por la península ibérica, creo recordar que incluyendo Andalucía hasta llegar a los confines del antiguo reino musulmán de Valencia.

Como en bastantes ocasiones el gobierno marroquí ha procurado distraer a su opinión pública de los problemas internos activando reivindicaciones sobre los territorios españoles del norte de África y probablemente arrastrado por la inmediatez de los motivos por los que yo estaba en esas fechas en los extremos más occidentales del Magreb, la imagen del susodicho mapa pasó a un segundo plano y quedó allí archivada, pero no por ello olvidada.

Hace no muchas fechas anteriores a la pandemia que padecemos, en uno de los paseos por una librería me llamó la atención un libro de Eric Calderwood; “Al Andalus en Marruecos” que lleva por subtítulo “El verdadero legado del colonialismo español en el Marruecos contemporáneo”.

Yo en realidad buscaba otro titulado “La guerra olvidada", que analizaba la de África de 1909 que tuvo trágicas jornadas -toda jornada bélica es trágica- en una de las cuales murió mi abuelo el coronel Venancio Álvarez Cabrera-de Nevares al frente del regimiento Disciplinario de Melilla.

Ganó Calderwood porque “La Guerra Olvidada” había desaparecido de los anaqueles y gracias a ese hecho he podido disfrutar de una de las lecturas más interesantes y originales sobre la presencia de España en Marruecos y las consecuencias intelectuales que con motivo de esa relación se produjeron en ambos sentidos.

Calderwood, profesor de literatura comparada y árabe de la Universidad de Illinois, analiza en este libro, con gran detalle y conocimiento de las fuentes, obras literarias que se produjeron con la intención de fundamentar -desde un punto de vista histórico-una continuidad de espíritu entre Al Ándalus y Marruecos y justificar de esta forma la presencia colonial española en el norte de África.

El profesor de Illinois encuentra y argumenta, con detallados análisis literarios e históricos, un efecto retroactivo por el que la intensa promoción de la cultura marroquí, realizada por el Protectorado de España en Marruecos, alimentó también las corrientes nacionalistas marroquíes fortaleciendo sus bases culturales primando el origen andalusí sobre las influencias del oriente árabe.

A lo largo de este trabajo que anecdóticamente comentamos aparecen interesantes personajes españoles, marroquíes o de otros países -como por ejemplo Shakib Arslan, príncipe druso libanés residente en Suiza, enamorado de Al Andalus que viajó a España en 1930.

Se analiza con lucidez el papel que Blas Infante representa en ese proceso de deslizamiento mutuo de Al Ándalus hacia Marruecos y viceversa y, como de pasada, las opiniones en las que diferenciaba el nacionalismo andaluz del separatismo catalanista.

Una especie de continuidad profunda entre ciudades, territorios, costumbres y culturas extrae hábilmente Calderwood de los autores y procesos que analiza y por la que llega un momento en el que ese mapa que a mi me produjo cierta desazón, podría contemplarse no como una reivindicación geoestratégica de un potencial enemigo vecino sino como la radiografía de una cierta continuidad que ha sido distorsionada y obscurecida por acontecimientos políticos.
 
Mi aportación al Día del Libro 2020, año de la pandemia.
 

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