Es un conflicto político. Mariano Rajoy no lo duda. Agravado además ante lo que está emergiendo con fuerza, la alternativa de situarse al margen de la legalidad.

Es lo que más preocupa al presidente del Gobierno como bien conocen los líderes políticos del núcleo duro de la Unión Europea.

Lo desveló el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, a ABC, el diario de cabecera del grupo Vocento. Reveló que no hay "ninguna" simpatía institucional ni gubernamental en la Unión Europea por el separatismo catalán porque "vulnera el orden constitucional" y no se quiere un efecto "dominó". Así que "nadie" piensa que Cataluña pueda lograr la independencia, subrayó.

En la agenda del presidente hay cuestiones subrayadas: la crisis en Región de Murcia, el proceso de primarias en el Partido Socialista (PSOE) y la negociación sobre los Presupuestos. Pero por encima de todo la cuestión de Cataluña porque ya sabe que el tiempo no lo va a solucionar.

Para Mariano Rajoy, la vía es la de acercar posiciones entre el Gobierno y la Generalitat para el diálogo y la negociación. Pero insiste en que nada es democrático si se vulnera el principio fundamental del cumplimiento de la legalidad.

El Círculo de Economía, que preside Juan José Brugera, ha subrayado la preocupación de los empresarios. Ha insistido en que el conflicto es de naturaleza política y sólo se resolvera por esa vía. El lobby empresarial fundado en 1958 ha apuntado también en una dirección importante.  Ha destacado que el conjunto de España debe asumir que la llamada cuestión catalana es también su problema y, por lo tanto, comprometerse activamente en su resolución.

Atención por lo tanto a las dos visitas de Mariano Rajoy en 48 horas a Cataluña. Este domingo clausura el congreso del Partido Popular de Cataluña que elige a Xavier García Albiol como nuevo presidente. El martes inaugura la jornada de debates sobre infraestructuras Conectados al futuro.

Mariano Rajoy sabe perfectamente que el conflicto político abierto en Cataluña acentúa el deterioro de la vida institucional y aviva el riesgo de serias consecuencias para el bienestar social y económico de los ciudadanos. Pero también quiere llamar a la reflexión sobre la inestabilidad internacional, el malestar social  y la fragilidad de la recuperación económica. Cuestiones que llaman a políticas de diálogo buscando soluciones que no serán fáciles ni inmediatas.