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Fue en el año 2012 cuando Alberto Chicote se enfundaba por primera vez una de sus ya míticas chaquetillas. (Foto: La Sexta)

CUMPLE DIEZ AÑOS

Vuelve “Pesadilla en la cocina” con Alberto Chicote, más pesadilla que nunca.

Hechosdehoy / UN / Radhamés Pérez
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Las situaciones de tensión extrema y la lucha por el mando serán los mayores desafíos a los que se enfrentará Alberto Chicote en Pesadilla en la cocina, en La Sexta a partir del próximo jueves 24 de noviembre, a las 22.30 horas. El formato cumple diez años de historia y éxito.

Durante esta década de emisión, Pesadilla en la cocina se ha convertido en uno de los puntales del entretenimiento de La Sexta. Fue en el año 2012 cuando Alberto Chicote se enfundaba por primera vez una de sus ya míticas chaquetillas para poner orden en las cocinas más diversas.

Desde entonces, el chef y el equipo del programa han visitado casi un centenar de restaurantes, a los que han ayudado e intentado salvar de las situaciones más extremas con consejos gastronómicos, empresariales y personales.

Durante estos años, Alberto Chicote ha tirado de perseverancia, paciencia y tenacidad para hacer frente a los desafíos y obstáculos que se le han presentado en cada uno de los restaurantes. El chef no solo ha puesto su dilatada experiencia en manos de los protagonistas, también se ha abierto en canal en las situaciones más complicadas, mostrando su cercanía e implicación con cada uno de los casos.

Primera parada, un italiano en Viladecans

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Esa es la máxima de José Antonio, un cocinero que conoció el éxito y los premios con su antiguo restaurante, Colosseum, pero que acude a Alberto Chicote acuciado por los problemas de su nuevo negocio: Il fogón della Toscana.

Pesadilla en la cocina inaugura temporada viajando a la localidad de Viladecans (Barcelona), en la que se encuentra este restaurante de cocina italiana regentado por una familia gitana. Un negocio que alardea de buena comida, pero cuya mala organización y pésimo servicio han hecho que acumule una deuda que podría obligarle a cerrar definitivamente sus puertas.

Capitaneado por José Antonio, un cocinero curtido cuyas pizzas eran famosas pero que ya no consiguen el mismo efecto entre los clientes, y su mujer Remedios, en Il fogón della Toscana reinan los gritos, vuelan los platos y las cuentas no salen. La carta está desactualizada, los electrodomésticos estropeados y hay escasez de materia prima, a lo que se le suma que los bichos están a la orden del día y, en ocasiones, muy a la vista de los comensales.

José Antonio culpa a sus empleados y los tacha de poco profesionales, pero él mismo no cumple con sus tareas como dueño. Durante los servicios los clientes devuelven la comida y los empleados abandonan el local ante la frustración de unos dueños que no logran ponerse de acuerdo. Alberto Chicote intentará poner fin a una situación insostenible que puede hacer tambalear los cimientos tanto del local como de la familia.

Los retos de la nueva temporada

Los espectadores serán testigos de algunos de los escenarios más duros vividos en el programa porque, en esta nueva edición, Chicote tendrá que lidiar con la nefasta organización en muchos de los restaurantes, con el terrible carácter de algunos hosteleros y con platos de dudosa calidad y fatídica ejecución, razón por la que sacará su lado más perseverante y por la que no cejará en el empeño de hacer hasta lo imposible por salvar a los restaurantes para quienes el programa es su última oportunidad.

Tampoco faltará la ya habitual suciedad mugrienta con capas de grasa acumuladas desde hace semanas, acompañadas por cucarachas y todo tipo de bichos que campan a sus anchas por más de un restaurante. Alberto Chicote hará acopio de buenas dosis de paciencia con dueños, camareros y cocineros hostiles, desorientados y desbordados por unas deudas que pueden llegar a hacer que sus negocios echen el cierre para siempre.

Además, en esta temporada, problemas sociales como el desempleo, la jubilación o el maltrato, entre otros, serán tan protagonistas como los propios dueños y empleados y mantendrán los sentimientos a flor de piel a lo largo de toda la edición, que se sumarán a otras situaciones límite que el propio Alberto Chicote admite no haber vivido jamás.

Diez años de éxito 

Pesadilla en la cocina es la versión española de Kitchen Nightmares, el formato de éxito internacional que lanzó a la fama mundial al cocinero británico Gordon Ramsey en 2004 y que cuenta con adapciones en 20 países.

A lo largo de sus diez años de vida, Pesadilla en la cocina ha recorrido toda la geografía española, en un intenso viaje desde Madrid a Galicia, pasando por el archipiélago canario o la ciudad autónoma de Melilla, entre otras.

En todas sus paradas, ya hayan sido pequeñas aldeas, pueblos pintorescos o grandes ciudades, el programa ha visitado restaurantes con todo tipo de ofertas gastronómicas, desde aquellos que ofrecían la comida típica de la región en la que se encontraban, tales como tabernas andaluzas, restaurantes extremeños o posadas gallegas, a los que se decantaban por una carta más internacional, con los locales de comida brasileña, hindú o tailandesa.

Asimismo, por el programa de Chicote han pasado conceptos de restauración de lo más variada, desde un chiringuito en la playa, a una tetería, un food truck o un barco transformado en restaurante. Retratos de una realidad gastronómica cuya variedad no se detiene.

Y también ha viajado fuera de nuestras fronteras, con destinos como Miami, Hamburgo, Andorra o Utrecht para responder a las peticiones de ayuda de hosteleros en la cuerda floja con situaciones insostenibles.

El camino no ha sido fácil ni ha estado exento de dificultades. Pesadilla en la cocina trabaja con material sensible: el sustento de familias, los sentimientos de sus protagonistas, las frustraciones o las dudas. Eso conlleva una enorme responsabilidad, debido a que, en la mayor parte de las ocasiones, se trata de la última oportunidad de los restaurantes de seguir a flote. Un ahora o nunca en el que darlo todo.

Durante esta década, el formato también ha puesto en valor el sector de la hostelería, así como la importancia de la formación y la disciplina a la hora de llevar o trabajar en un bar o restaurante.

Poder ayudar a restaurantes que lo necesitan dándoles las herramientas necesarias ha sido siempre la finalidad principal del chef y del programa. A lo largo de los años, el componente humano ha ido ganando terreno y ha dejado ver a un Alberto Chicote completamente entregado y comprometido hasta la médula, no solo con los problemas económicos y gastronómicos de los restaurantes, sino también con las dificultades personales de los protagonistas.

Y es que, aunque cada vez con más autoexigencia, Alberto Chicote sigue tratando cada restaurante como el primero, continúa con los nervios de las reaperturas como si todavía fuera 2012 y mantiene intacto el sentimiento de satisfacción cuando las cosas salen bien y los restaurantes disfrutan de una nueva oportunidad de salir adelante.

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