La Policía y el Ejército de Burundi se desplegaron en la capital, Bujumbura, tras un ataque armado de grupos opositores contra dos cuarteles militares en el que podría haber al menos diez víctimas mortales. Willy Nyamitwe, portavoz del Gobierno burundés, calificó el ataque de intento de golpe de Estado, tras asegurar que los asaltantes han sido reducidos y que la ciudad ha vuelto a la "normalidad".
Sin embargo, los medios locales continúan informando a estas horas de disparos en distintos barrios de la capital, que se encuentra desierta en algunas zonas. El tráfico es escaso, muchos comercios y escuelas han cerrado sus puertas y la presencia militar y policial es notable.
Los disparos comenzaron sobre las 4.00 horas (2.00 GMT) en las inmediaciones de dos cuarteles situados al norte y sur de la ciudad. Según Nyamitwe, el verdadero objetivo de los atacantes -grupos opositores a los que el Gobierno engloba bajo el nombre de "Sindumuja"- era liberar a los presos de la cárcel central de la ciudad, por lo que el ataque a los cuarteles militares era una maniobra de distracción.
"La insurgencia Sindumuja termina con un golpe de Estado fallido", escribió el portavoz. Burundi atraviesa una violenta crisis desde el pasado mes de abril, cuando el presidente del país, Pierre Nkurunziza, modificó la Constitución para presentarse a un tercer mandato, maniobra que le llevó a ser reelegido en julio.
Los tiroteos nocturnos y las explosiones esporádicas se han convertido en algo habitual en Buyumbura desde la crisis que comenzó en abril de 2015 cuando el presidente del país, Pierre Nkurunziza, anunció que se presentaba para un tercer mandato, una maniobra que los opositores denunciaron por considerarla inconstitucional.
Nkurunziza fue reelegido en julio para un tercer mandato que sus rivales consideran ilegal. Al menos 240 personas han muerto en episodios violentos desde abril, cuando se anunció la candidatura del presidente. La comunidad internacional ha advertido que Burundi podría sumirse en el caos si los asesinatos continúan.
