Atención lo primero a dos cuestiones importantes:
1. Este miércoles 27 de septiembre, primera votación, en la que Alberto Núñez Feijóo necesita una mayoría absoluta (176 escaños). Es decir, necesita 4 votos para sumar a los 172 (PP, Vox, UPN y Coalición Canaria). Esta primera votación marca el inicio de la cuenta atrás de dos meses para una nueva convocatoria electoral.
2. El viernes 29, de no conseguir una mayoría absoluta, se repetirá la votación. En este caso, Feijóo deberá lograr una mayoría simple. De no obtenerlo, la investidura sería fallida.
El escenario del Congreso
Partido Popular (PP): 137 escaños (8.091.840 de votos, 33,05 %)
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 121 escaños (7.760.970 de votos, 31,70 %)
Vox: 33 escaños (3.033.744 de votos, 12,39 %)
Sumar: 31 escaños (3.014.006 de votos, 12,31 %)
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC): 7 escaños (462.883 votos, 1,89 %)
Junts per Catalunya (JpC): 7 escaños (392.634 votos, 1,60 %)
EH Bildu: 6 escaños (333.362 votos, 1,36 %)
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5 escaños (275.782 votos, 1,12 %)
Bloque Nacionalista Galego (BNG): 1 escaño (152.327 votos, 0,62 %)
Coalición Canaria (CC): 1 escaño (114.718 votos, 0,46 %)
Unión del Pueblo Navarro (RPN): 1 escaño (51.764 votos, 0,21 %)
Los hitos del martes 26
— Espantada de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Nunca desde el inicio de la Transición había ocurrido en España que el líder del PSOE como primer o segundo partido nacional se hubiera negado, cómo hizo Pedro Sánchez, a participar en el debate de investidura de un candidato del PP a la presidencia del Gobierno.
— Sánchez eligió al diputado Óscar Puente, exalcalde Valladolid, a intervenir en nombre del PSOE. Puente actuó como un energúmeno llenando de insultos, infamias y calumnias a Feijóo. Fue un gesto de chulería de Sánchez que sorprendió e irritó a diputados del PSOE, Junts y PNV. La actuación de Puente indignó dentro y fuera del Congreso.
— Feijóo hizo un discurso moderado y conciliador. Presentó un programa de gobierno importante y novedoso en el programa económico y lo relativo a la Justicia donde propuso introducir en el Código Penal el delito de deslealtad constitucional’.
— Feijóo dedicó tiempo, en debate sosegado, a marcar distancias entre PP y Vox, a respetar la figura de Santiago Abascal, y .a gradecer la ayuda de Vox para la formación de un gobierno monocolor que busca a la vez puentes con PNV y Junts.
— La jornada acabó con un cara a cara muy intenso de Feijóo con Gabriel Rufián (ERC) y Miriam Noguera (JxC). A ambos replicó Feijóo con la intervención más brillante donde recordó las graves situaciones económicas y sociales de Cataluña por causa del golpe de Estado catalán de 2017. Recordó a ERC el que ha sido en el 23-J el peor resultado de este partido en Cataluña y a Nogueras la historia aún reciente de CiU que ha violentado JxC.
El discurso de Feijóo
Alberto Núñez Feijóo, el candidato a la presidencia del Gobierno y presidente del PP explicó que “fuera de la Constitución no hay democracia” y señaló que no va a defender “ni la amnistía, ni el referéndum o cualquier fórmula análoga” para Cataluña. “Ningún fin, ni siquiera la presidencia del Gobierno, justifica los medios. Por donde otros han pasado y parecen dispuestos a pasar, yo no”.
Propuso reforzar “los instrumentos para proteger la dignidad del Estado” y advierte de que otorgar a quienes pusieron en “grave riesgo nuestra convivencia privilegios que se le negarían al resto de españoles quiebra el principio de igualdad, rompe la separación de poderes, desautoriza la defensa de la legalidad, cuestiona las Cortes y discute la intervención del Rey”
Anunció que incorporará al Código Penal un delito de deslealtad constitucional, como ocurre en todos los países de nuestro entorno y volverá a castigar el delito de malversación de acuerdo a su gravedad
“No paso por renunciar a la igualdad de los españoles y a todo lo que compartimos; no paso por ningún aro que me impongan en contra del interés general y no paso por traicionar la confianza de los españoles que me votaron, para ser presidente del Gobierno”.
Aseguró que tiene “principios, límites y palabra” y que se debe a los más de ocho millones de compatriotas que le votaron, a tres millones de otras formaciones que le respaldan y a miles de ciudadanos que votaron a partidos que no llevaban ni amnistía, ni autodeterminación en sus programas. “Me debo a la mayoría de los españoles”, sentenció.
Recordó las veces que prometió “guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”. Explica que siempre lo hizo “consciente de que nuestra Constitución es el acta de nacimiento de la España democrática, así como el fundamento de nuestro progreso a través del sistema autonómico”.
Señaló que el debate refleja “la normalidad democrática” porque el PP ganó las elecciones y el Rey le propuso como candidato. Y apuntó a que el “debate es la consecuencia lógica del resultado electoral, para que la legislatura arranque y el contador se active”.
Preguntó al PSOE “por qué si tan satisfechos se muestran ahora por lo que suponen que será el resultado de esta sesión, estuviesen tan empeñados en que no se celebrase”. Y subrayó que esta sesión de investidura “trunca su relato, les recuerda el resultado del que han renegado y nos retrata a todos”.
Se retrató como quien acude al debate como un candidato libre para cumplir su palabra con los electores y a quien no lo hizo ni lo hará. A quien ha llegado a acuerdos con diferentes partidos sin renunciar a sus compromisos y a quien no lo hizo ni lo hará. A quien antepone el interés general a la ambición personal, y a quien ni lo hizo ni lo hará. “Me retrata a mí y le retrata a usted, señor Sánchez“, enfatizó.
Manifiestó que España vive un “deterioro institucional sin precedentes y con riesgo de agravarse todavía más, las familias soportan cada vez más cargas y tenemos importantes fragilidades económicas que afrontar”.
Explicó que quiere ofrecer a España una alternativa que “reponga la concordia, la igualdad y la ambición colectiva. El futuro de España no está descontado. Depende de todos nosotros”.
“Hay quien reniega de la transición. Yo vengo a reivindicarla y a reclamar su vigencia. Es lo mejor que hemos hecho, porque lo hicimos juntos”, subrayó.
Destacó que “tiene a su alcance los votos para ser presidente, pero no acepta pagar el precio que me piden para serlo y recuerda que esta respuesta es la que darían Suárez, González, Aznar, Rajoy e incluso Zapatero“, en referencia a su rechazo al plan Ibarretxe.
Señaló que todo esto se haría por el estado de “necesidad parlamentaria de una sola persona, sin una sola contrapartida para el conjunto de los españoles, a cambio de nada y a pesar a pesar de que los partidos secesionistas proclaman que volverán a repetirlo”.
“¿Qué demócrata puede defender servírselo en bandeja?”, se preguntó.
Argumentó que es “una falacia que la investidura tenga que pasar por aceptar esas reivindicaciones de los partidos independentistas porque los españoles no votaron que fuesen decisivos y porque para lo que exigen ni se pidió consentimiento a los españoles ni estos se lo concedieron”.
Manifiestó que “es mentira que no exista otra alternativa y es mentira el somos más que proclamó Sánchez la noche electoral”. Y subraya que por supuesto “hay otro camino” como demostró con su apoyo a otras formaciones en la alcaldía de Barcelona, Vitoria o la diputación de Guipúzcoa. “Los votantes no independentistas son casi el triple de los que no lo son”, recordó.
Pidió el apoyo para un Gobierno del PP para abrir una nueva etapa de grandes pactos de Estado tomando como ejemplo la Transición y sus objetivos: garantizar la estabilidad de la Nación, asegurar la igualdad de todos los españoles mediante el impulso de seis grandes áreas de trabajo en común: Institucional, por la Economía, por las Familias, por el Estado de Bienestar, el Pacto del Agua y un Pacto Territorial
“Aspiro a gobernar para todos, no a gusto de todos porque es imposible. El cambio que defiendo no es sustituir un sectarismo por otro. Ni acepto la tutela moral de nadie ni pretendo imponer la mía a los demás. Creo en la libertad”, sentenió con solemnidad.