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Hace 30 años, siendo aún un niño, me picó el gusanillo del baloncesto, el momento culmen fue esa madrugada de agosto, primera noche en vela por este deporte en la que vi como España arrasó a Yugoslavia en la semifinales de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles por 74-61. Es cierto que fueron los Juegos Olímpicos del boicot de la Unión Soviética y sus satélites, pero la gesta fue mayúscula en una España que contaba las medallas en los Juegos Olímpicos con los dedos de una mano. Fue plata contra la selección estadounidense en su último oro “universitario” pero con estrellas que marcarían época. Aún así, pudimos ver el tapón Romay a un tal Michael Jordan o el mate de Fernando Martín por encima de otro jugador mítico Patrick Ewing.

Dos años después nos tocó el Mundial en casa, el Mundobasket 86, las cosas no nos fueron tan bien como uno cuando es niño sueña, ver de nuevo a España en el cajón de los medallistas. La primera fase en Zaragoza fue perfecta, pero en el grupo de semifinales nos encontramos a un inconmensurable Brasil, que con el que sería mito del baloncesto y de nuestra liga, Oscar Schmidt y una siempre enorme Unión Soviética nos dejo fuera.

Cerramos en un meritorio quinto puesto pero lo más importante en esos años es que se creó un amor por el baloncesto en los más jóvenes que ayudó a que “resistiéramos” años tan difíciles, una especie de “edad de hierro” en la que asistimos a la debacle de Barcelona 92, o como se arrinconaba nuestra propia liga que llegó a no tener ni partidos televisados.

Resistimos y en 1999, como triunfo de este esfuerzo escondido en un país “futbolero” surgieron los Junior de oro, con unos tales Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Raúl López, Felipe Reyes, Carlos Cabezas o Berni Rodríguez ganando a Argentina y a Estados Unidos en una final y llevándose una medalla de oro que marcó el inicio de otra época dorada. Medalla de oro en el Mundial de Baloncesto de 2006, plata en el Eurobasket de 2007, plata de nuevo en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, oro en los Eurobasket de 2009 y 2011, otra plata olímpica en Londres 2012 y bronce con una selección “descafeinada” en el europeo de 2013. Ni la mejor racha de la selección española de Fútbol con 2 Europeos y 1 Mundial entre 2008 y 2012 iguala los hitos de nuestros jugadores de baloncesto.

 

Este sábado empezamos una nueva aventura, algunos nos dan la vitola de favoritos, creo que este papel lo debe asumir Estados Unidos, aunque venga con su equipo “B”, “C” o “D” pero todos esperamos un gran papel de un equipo que aúna veteranía con juventud.

No nos confundamos si España gana fácil los primeros partidos a Irán o Egipto, nos espera una siempre luchadora Serbia, Brasil y Francia que -aunque mermada por bajas sonadas- siempre se motiva al 200% cuando se enfrenta con el combinado nacional.
 
Seremos “cholistas” e iremos "partido a partido" mirando de reojo a Estados Unidos, al cual sólo queremos ver en una hipotética final y los tapados, que después de la decepción del juego de Argentina, alguno encontraremos. Lo que sí haremos es disfrutar de este bello deporte que por unos días ocupará las primeras páginas y los minutos más importantes de los informativos y que como recordó Pepu Hernández, tras el oro mundial en 2006, se llama BALONCESTO.