Es una batalla durísima e incierta. Hierve Londres. En el continente las demás cuestiones pasaron a un segundo plano. Esté en juego primero la supervivencia de la primera ministra, un animal político. No es Margaret Thatcher. Hoy por hoy no está escrito que vaya a ser derribada. Su capacidad de resistencia y lucha permanece intacta.
El sector euroescéptico del Partido Conservador, los tories, abrieron fuego con todas sus baterías sobre el 10 de Downing Street. Intentan activar una moción de censura. No aceptan el borrador de acuerdo sobre el Brexit. ¿Van a doblar el brazo a la primera ministra? En Bruselas indudablemente hay una inquietud que no se oculta pero las sensaciones no son derrotistas.
En los círculos de la Comisión Europea se cree -y se espera y confía en ello- en que habrá al final el apoyo del Parlamento en Londres al pragmatismo, el sentido común, y el respeto a los intereses generales. El caos dañará al Reino Unido. Es hora por tanto de cerrar el debate de forma definitiva. Todo indica que será así en un sentido o en otro.
En las Bolsas de Europa, compás de espera. Se aguarda el final de la incertidumbre tanto sobre el Brexit como en el escenario de la tensión comercial entre Washington y Pekín. El IBEX 35 cerró el viernes 16 en rojo, -0,18% y 9.056,80 puntos, con prima de riesgo en 126 y bono a 10 años en 1,63%. En Londres, la primera ministra designó a Stephen Barclay, como nuevo ministro para el Brexit. Su única misión ahora será la lucha para conseguir los votos en el Parlamento.