De nuevo bomba política en el caso Puigdemont.
El Tribunal de Apelación de Sassari (Italia) decidió este lunes 4 parar el procedimiento de extradición del expresidente prófugo sine die a la espera de lo que decida el Tribunal de la Unión Europea.
Es decir, debe resolverse antes la demanda de fondo de inmunidad ante el Tribunal General de la Unión Europea, y la pregunta prejudicial realizada por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena.
Sobre esta cuestión, ya sonrojante, tres asuntos a subrayar:
a) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha dudado en utilizar a los abogads del Estado, a la Abogacia del Estado, al servcio de sus intereses políticos.
b) El expresidente prófugo se ha permitido acusar a España de utilizar el Poder Judicial para conseguir objetivos políticos. Incluso ha acusado a España de situarse en esta cuestión "fuera del marco de la Unión Europea".
"Es momento de decirle a España, basta. ¡Basta!. Basta de seguir un camino que no le da ha dado ningún resultado positivo, un camino que dificulta una resolución política de un conflicto político, el conflicto entre Cataluña y España, que consiste en negar a los catalanes el derecho a decidir su futuro, a ejercer el derecho a la autodeterminación", su mitin político celebrando de nuevo su plena libertad.
c) Hay que recordar que la base de poder de Pedro Sánchez es lo que denominó Alfredo Pérez Rubalcaba como el Pacto Frankenstein. El presidente lo ha acabado por afinar como un modelo permanente de alianzas contra natura democrática con comunistas y separatistas.
En base a ese pacto asume y resuelve todas las crisis. Aseguró que traería a Puigdemont a España. Afirmó a la vez que nunca concedería indultos a los golpistas catalanes. Y también que nunca pactaría con Podemos ni con ERC.
Sin enmbargo los hechos son tozudos y elocuentes.
De nuevo, no Cherchez la femme en La Moncloa sino Cherchez Frankenstein para comprender la falta de respuesta de Pedro Sánchez a las bofetadas, que no cesan, del expresidente de la Generalitat prófugo, Carles Puidemont, a España.
Puigdemont no vendrá a la sede del Tribunal Supremo ni se le espera. El nuevo telefonazo que dio el presidente a sus aliados de Esquerra Republicana (ERC) en Barcelona.