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Santiago Peña con su mujer, Leticia Ocampos. (Foto: @SantiPenap)

PARTIDO COLORADO

Santiago Peña (42,7%) se impone a Efraín Alegre (27,49%) y Paraguayo Cubas (22,92%)

Santiago Peña se impuso en las elecciones presidenciales de Paraguay con más de 15 puntos de ventaja sobre su competidor inmediato, el opositor Efraín Alegre. El Partido Colorado mantiene el poder tras una tensa campaña por las fracturas internas.

Hechosdehoy / Ignacio Rodríguez Ferreiro
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Santiago Peña (42,7%) se impuso a Efraín Alegre (27,49%) y Paraguayo Cubas (22,92%), la foto final de las elecciones en Paraguay con el triunfo contundente del Partido Colorado.

Una de las claves de la jornada fue la irrupción del candidato outsider Paraguayo Cubas, que logró cerca del 20% de los votos en un sopresivo y notable tercer puesto.

Con más del 99% de las mesas escrutadas, el conservador acabó primero con 42,74% de los votos, frente a Alegre, que con una coalición de centro-izquierda obtiene 27,49%. En tercer lugar figura Cubas, un exlegislador derechista anti sistema, con 22,92%.

“Hoy no estamos celebrando un triunfo personal, sino la victoria de un pueblo que escogió el camino de la paz social”, dijo Peña en su primer discurso como presidente electo. Peña agradeció a Horacio Cartes, presidente del Partido Colorado, el ex mandatario sancionado por Estados Unidos, de quien es su delfín.

“Tu aporte, presidente, no se paga sino con la moneda del aprecio y de la valoración”, le dijo Peña a Cartes.

El mandatario electo prometió desterrar el fatalismo en el que están inmersos muchos paraguayos y dijo que desde mañana comenzará a diseñar “el Paraguay que todos desean”.

“La tarea que nos espera no es para una sola persona o partido, hay que convocar a la unidad y el consenso. Ha llegado la hora de dejar las divisiones”, dijo Peña.

El Partido Colorado “en la adversidad sabe superar obstáculos para permanecer en el poder”,  el análisis de marketin político dw Roberto Codas, analista político y económico de la consultora Desarrollo Empresarial. “En este caso le ayudó Payo Cubas que quedó como tercera fuerza. Le sacó votos a ambas agrupaciones, pero los más perjudicados fueron los opositores de la Concertación”.

La participación fue de un 62% sobre un total de 4,8 millones de empadronados en una población de 7,5 millones de habitantes. El ganador de esta elección sucederá el 15 de agosto al presidente Mario Abdo Benítez.

El Partido Colorado ha gobernado a Paraguay durante la mayor parte de las últimas siete décadas, en dictadura y en democracia, con una sola interrupción durante el gobierno del izquierdista Fernando Lugo (2008-12), destituido en juicio político un año antes de terminar su mandato.

Con 44 años y una destacada trayectoria profesional, Santiago Peña se transformó en la carta del oficialismo en los comicios generales de este domingo. Padre con apenas 17 años y casado desde los 19 con Leticia Ocampo, madre de sus dos hijos de 26 y 17 años, Peña empezó a desarrollar su carrera profesional siendo muy joven.

Graduado de la Universidad Católica Nuestra Señora de Asunción, entró siendo estudiante al Banco Central de Paraguay (BCP) (BCP), donde ejerció como economista. Tras cursar estudios de Políticas Públicas en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y dejar el BCP, se unió al departamento de África del Fondo Monetario Internacional (FMI), cargo que lo llevó a vivir en Estados unidos.

Volvió a Paraguay como director del BCP, puesto al que renunció después de que el entonces presidente Cartes le propusiera ser su ministro de Hacienda. Su salto a la política se materializó en 2017, cuando inscribió su precandidatura presidencial para las elecciones de ese año del Partido Colorado con el respaldo del movimiento Honor Colorado, que encabeza Cartes.

“En una conversación con el presidente Horacio Cartes, él me plantea: ‘Mira ministro, hay cinco candidatos, usted es uno de esos cinco candidatos. Si usted está dispuesto a hacer el intento, creo que valdría la pena’. Y yo acepté el desafío”, relató.

Siete meses atrás se había afiliado al coloradismo como integrante del gabinete del ahora ex mandatario, con lo cual renunció al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), del que formaba parte desde los 18 años sin ejercer la militancia y con el que asegura no se identificó ya en su etapa adulta.

Y aunque perdió en las internas de 2017 frente a Abdo Benítez, Peña afirmó que sabía entonces que su rol “no podía estar definido por un resultado electoral”. En los últimos cinco años, según su perfil en la red profesional LinkedIn, ha formado parte de la junta de directores del Banco Basa, cuya principal accionista es Sarah Cartes Jara, hermana del ex mandatario.

Tareas urgentes

Como desafíos inmediatos, Santiago Peña tendrá que afrontar desafíos económicos y sociales como la evasión de impuestos, la economía sumergidal, el duro impacto de la sequía y la pobreza que afecta especialmente a los campesinos e indígenas.

En cuanto a las finanzas públicas, el nuevo presidente tendrá que hacerse cargo de un alto déficit fiscal para un país como Paraguay (de un 3% del Producto Interno Bruto, PIB) que merma las posibilidades de inversión pública en salud, educación, vivienda, y en el acceso a servicios tan básicos como el alcantarillado.

Con la agricultura y la ganadería como base de su crecimiento económico, Paraguay es actualmente el tercer exportador mundial de soja y el octavo de carne de vacuno, dos sectores que, por años, han definido el rumbo económico de la nación.

Siendo un país con una de las cargas tributarias más bajas de la región, las grandes empresas que producen y exportan estos productos suelen estar en el centro de acalorados debates sobre los beneficios económicos que le aportan a las arcas fiscales.

Cinco desafíos

Las precariedades del sistema económico y social paraguayo, así como a los avances que el país ha logrado en los últimos años:

1. La economía depende del campo

Los cimientos productivos del país sudamericano, que comparte frontera con Brasil, Argentina y Bolivia, están basados en la riqueza de la tierra, ya que apenas hay industria en el país.

El problema es que los golpes que le han dado las fuertes inundaciones y las peores sequías de las últimas décadas a la producción agropecuaria, especialmente a la soja, hacen que el crecimiento económico suba y baje, de un año a otro, como si fuera una montaña rusa.

2. Sólo nueve años de escolaridad

El país solo tiene un promedio de nueve años de escolaridad, una gran barrera para que el país avance hacia una economía del conocimiento.

3. El 64% de los paraguayos  trabaja en la economía sumergida

Dos de cada tres trabajadores paraguayos están en la llmada informalidad o sector informal (economía sumergida).

Eso significa que sus actividades no están reguladas por ley y, por lo tanto, no tienen acceso a un contrato, ni a un salario mínimo, ni a los beneficios sociales asociados a un trabajo en regla.

Suelen vivir al día, con serias dificultades para cubrir sus necesidades básicas, sin ahorros para la jubilación y en una situación precaria en la que, frente a cualquier imprevisto, no tienen cómo defenderse ante condiciones adversas, como una enfermedad grave.

Entre los informales están, por ejemplo, los vendedores ambulantes, las trabajadoras domésticas, los independientes sin salario fijo y muchos otros.

Son el 64,2% de la población económicamente activa, una tasa muy superior al promedio de trabajo informal en América Latina, que bordea el 50%, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

4. Exporta energía limpia e importa energía sucia

Junto con Albania, Paraguay es el país de producción de energía eléctrica más limpia del mundo, destacó Silvia Morimoto, la representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Paraguay.

Además, está entre los países con la mayor producción de hidroelectricidad per cápita a nivel global, la cual proviene principalmente de sus grandes represas binacionales: Itaipú y Yacyretá, que comparte con sus vecinos Brasil y Argentina.

Con una gran oferta, el país exporta energía eléctrica limpia.
Sin embargo, en los últimos años está exportando cada vez menos hidroelectricidad y está importando cmás derivados de petróleo, que se utilizan en el transporte. De hecho, el 41% de su consumo energético proviene de combustibles fósiles.

5. Mantener los avances en la lucha contra la pobreza

Aunque uno de cada cuatro paraguayos vive en la pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y un 20% de los niños indígenas sufre desnutrición crónica, según Unicef, el país ha mostrado una mejoría en sus indicadores sociales.

En las últimas dos décadas la pobreza total bajó de un 58% a un 25% y la pobreza rural de un 70% a un 34%.

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