El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se negó a consensuar y pactar con el Partido Popular un plan general de vacunación y regreso a la normalidad en toda España. Ahora, atrapado en el rechazo a los indultos a los líderes secesionistas y la negociación política con Esquerra (ERC), se ha puesto de costado ante todos los problemas y crisis originados por la COVID-19.

Sin embargo la crisis de la vacunación de la Selección le ha estallado en la gira en América Latina. En su ausencia, nadie en el Gobierno quiere tomar una decisión. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, cambia continuamente de criterio mostrando falta de gestión y responsabilidad.

Para la opinión pública resulta sorprendente que la vacunación de la Selección no haya tenido el rango de cuestión de primer orden. Ahora todo son prisas y dudas, y riesgos evidentes cuando este asunto, como en Italia, debería haber sido abordado y solucionado hace meses.

Federación y Gobierno no se ponen de acuerdo con el tipo de vacuna que quieren administrar a los jugadores a sólo un día de que empiece la Eurocopa y a cuatro de que debute la Selección. 

La ministra de Sanidad aprobó que la Selección se vacunara con Pfizer, que requiere una segunda dosis a los 21 días. La Federación, por su parte, quiere empezar a jugar con la pauta completa, e insta a que sea la de Janssen.

Atención a este debate. La ministra ha decidido no poner las vacunas que tienen como base el Adenovirus (Janssen y AstraZeneca) a la población de edad menor de 50 años por los casos de trombos. La Comisión Europea, a través de la EMA, ha asegurado que son fiables. Pero la ministra ha fijado el criterio de que para los más jóvenes las vacunas de Pfizer y Moderna son las más adecuadas.

Increíble forcejeo y feo culebrón sobre la vacunación de la Selección. El debate refleja -más que otras crisis- el nivel de improvisación y frivolidad en La Moncloa donde no hay liderazgo, criterio asentado y coordinación general en un Consejo de Ministros de PSOE y Podemos convertido en reino de taifas.