La séptima generación de la familia Galaxy S y la primera de un novedoso complemento para Samsung fueron los protagonistas de la mesa del Mobile World Congress de Barcelona para afrontar este 2016. Se trata del Samsung Galaxy S7 y una cámara de 360 grados que se controla con el móvil y que se llama Gear 360.
Los dos móviles, el Galaxy S7 y el Galaxy S7 Edge, cuentan con las casi las mismas prestaciones aunque la gran diferencia está en el tamaño. El S7, en efecto, incorpora una pantalla de 5.1 pulgadas, mientras que la del S7 Edge crece hasta las 5.5 pulgadas y tiene los bordes curvos. Estéticamente, ambos terminales son muy parecidos a los anteriores S6 y S6 Edge.
Paneles súper Amoled con calidad QHD, metal y cristal por ambas caras, Gorilla Glass 4 para protegerse de golpes y arañazos, bordes redondeados… son algunas de sus características parecidas aunque, los nuevos Galaxy S7 vienen a dejar muy buen sabor de boca a los amantes de Samsung.
La primera sorpresa que traen es la certificación IP68, lo que significa que son resistentes al polvo y al agua. De hecho, desde Samsung, aseguran que se podrán enterrar en arena o sumergirlos hasta un metro de profundidad durante un tiempo máximo de treinta minutos sin que ningún componente interno resulte dañado. Una característica que hasta ahora era prácticamente exclusiva de los terminales de Sony.
En segundo lugar, Samsung decidió recuperar la posibilidad de ampliar la memoria del dispositivo con tarjetas MicroSD, algo que en los Galaxy S6 ya no estaba presente. De esta manera, la surcoreana optó por una bandeja doble (en una única ranura), en la que se podrá colocar tanto la tarjeta nano Sim como la de memoria externa.
Por dentro, tanto el S7 como el S7 Edge montan el poderoso procesador Exynos 890, el ultimo chip desarrollado por Samsung. Se trata de un octacore con cuatro núcleos a 2.4 Ghz y otros cuatro a 1.6 Ghz y que cuenta con funciones avanzadas para limitar el consumo de batería al mismo tiempo que acelera y aumenta el rendimiento. A eso hay que añadirle los 4 GB de memoria RAM.
En cuanto a batería se refiere, el S7 incorpora una de 3.000 miliamperios, mientras que el Galaxy S7 Edge, más grande, luce una algo mayor, de 3.600 miliamperios. El fabricante asegura que, en ambos casos, podremos estar entre trece y quince horas seguidas reproduciendo vídeos en calidad HD. O, con un uso más normal.
Los dos smartphones cuentan con un sistema de carga rápida y ofrecen la posibilidad de limitar el consumo apagando algunas funciones no esenciales, o activando la modalidad de máximo ahorro, que corta de raíz la mayor parte de las conexiones, baja al mínimo la resolución de la pantalla y garantiza hasta doce horas de funcionamiento con solo un 10% de batería.
Tanto el S7 como el S7 Edge están equipados con la función Always On que permite que incluso con la pantalla apagada se pueda ver un reloj, el calendario, las notificaciones o un dibujo, lo que el usuario prefiera. A pesar de que está siempre encendido, prácticamente no consume batería ya que, a diferencia de la pantalla completa, el sistema solo enciende los píxeles necesarios.
Otra novedad importante está en la gran mejora experimentada por Edge, la pequeña franja vertical de pantalla con la que Samsung aprovecha la curvatura del panel para mostrar algunas notificaciones e iconos de apps o contactos favoritos. De esta manera, Edge UX es más amplia y grande lo que permite tener acceso a muchas más acciones y aplicaciones. Y también destacan las Quick Tools que permite activar y desactivar la linterna, mostrar una brújula o incluso una regla en esa zona de la pantalla.
La cámara es un punto clave. Aunque el número de megapíxeles del sensor baja hasta 12, la calidad de las imágenes y su brillo aumentan de forma espectacular. La razón está en el Dual Pixel Sensor, que combina pixeles de 1.2 nanómetros con otros de 1.4 nanómetros, un 56% más grandes que los usados en los sensores de la anterior generación y capaces, por lo tanto de absorber mucha más luz.
De esta manera, la nueva cámara supera a la anterior, que ya era excelente, prácticamente en todos los parámetros. Desde un 95% más de brillo a un un auto enfoque que es cuatro veces más rápido que el del S6 en entornos de poca luz y dos veces más rápido en ambientes bien iluminados.
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