Ninguna duda en la Casa Rosada sobre la personalidad de Francisco, Jorge Mario Bergoglio, como el personaje más importante de la historia de Argentina.
En Ciudad del Vaticano, en fuentes vaticanistas y en medios de la Curia, la certeza de que el Papa no quiere un choque con Mauricio Macri ni que surjan nuevas versiones de ambiente glacial y tenso. Desea además contribuir, con humildad, pero en todo lo que pueda, a la reconciliación y bienestar en Argentina tras años de cara y cruz de Néstor y Cristina Kirchner.
Rogelio Pfirter, el embajador de Argentina ante la Santa Sede, es el arquitecto del escenario para una audiencia no rígida sino en un clima informal. La audiencia por lo tanto no es oficial sino privada, y esto supone un cambio copernicano.
Se produce un día antes de la canonización del sacerdote gaucho José Gabriel Brochero. Mauricio Macri acude a este encuentro con lo que denomina como su familia extendida. Asiste junto a su esposa, Juliana Awada, y la hija de ambos, Antonia, que vaa cumplir 5 años el lunes 17. Junto a ellos, su hija Agustina, de 33, fruto de su primer matrimonio con Ivonne Bordeu; y Valentina, de 13, que Juliana Awada tuvo con el conde belga Bruno Barbier.
La audiencia no se celebra en la biblioteca del Palacio Apostólico. Se produce en el estudio junto al Aula Pablo VI, también denominado Il Fungo. A Francisco le gusta porque está muy próxima a la residencia de Santa Marta y puede llegar caminando.
El embajador Rogelio Pfirter pactó contención y cierta intimidad. Por lo tanto sólo recogen este encuentro los periodistas y fotógrafos de L'Osservatore Romano.
En la delegación oficial, la ministra de Exteriores, Susana Malcorra; el secretario de Asuntos Exteriores, Fulvio Pompeo; el secretario de Culto, Santiago de Estrada, y el subsecretario del área, Alfredo Abriani.
En la Curia hay alto interés por este encuentro. Pese a que el Papa tiene sus críticos en su propia casa, el deseo mayoritario es el de que no haya controversia en Argentina sobre su figura ni nadie dude de su profundo amor al país por encime de etiquetas políticas. Como destacó Hechos de Hoy, por todas las partes implicadas se desea que el espíritu de este segundo encuentro del Papa con Mauricio Macri esté marcado por un clima de distensión total.
