Nueva ampliación de objetivos y rectificación en el final de una semana política trepidante.
Mariano Rajoy, escuchando voces insistentes en su entorno, abrió los contactos con líderes políticos (Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias Turrión) ante la grave crisis de Cataluña (crisis interna en Cataluña y crisis en la relación de Cataluña con España como destacó Hechos de Hoy). Como segundo paso, amplió las consultas a partidos políticos con representación parlamentaria.
El portavoz de UPyD, Andrés Herzog, y el líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, serán recibidos en La Moncloa el próximo martes. A la vez la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha telefoneado a Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida.
También la vicepresidenta mantuvo contactos con los portavoces parlamentarios: Rosa Díez UPyD); Josep Antoni Duran y Lleida (UDC); Carlos Salvador (UPN) y Enrique Álvarez Sostres (Foro Asturias).
Por fin, el reto secesionista planteado en el Parlamento de Cataluña se aborda bajo los principios de la búsqueda del consenso, la defensa de la legalidad, y la legitimidad constitucional. El consenso, la ley y la Constitución. Son la base que impulsó el espacio político de España. Han permitido, desde la Transición, el desarrollo de la democracia.
Finalmente se ha abierto la senda por la que se debió avanzar desde un principio ante un conflicto que está fracturando no sólo la sociedad de Cataluña sino la del resto de España.
Mariano Rajoy está en el momento más importante y delicado de su mandato. Asume la responsabilidad, como presidente del Gobierno, de liderar un diálogo que debe hacerse con generosidad, orillando emociones y planteamientos partidistas.
El desafío se centra en atraer a los catalanes que se sumaron al proyecto de independencia de ERC y la CUP por frustración y falta de alternativas. Estas conversaciones impulsadas en La Moncloa deben ante todo instaurar un clima de confianza. Todos deben saber que si se fracasa habrá más argumentos para quienes pretenden la secesión.
Es bien cierto que la opinion publica asiste desde hace meses a una increíble dejadez ante la actuación de quienes dejaron de lado la legalidad en su proyecto sin tregua de construir la independencia de Cataluña. Ni el Gobierno ni los representantes de todos los españoles dieron un paso a la unidad frente a este dislate.
Son las Cortes, la casa común de la democracia, el escenario de llevar el consenso a una declaración de defensa de la legitimidad constitucional. Sin duda es la hora de todos los esfuerzos para la unidad democrática frente a un desafío formidable. La prioridad no es la pugna electoral -que tendrá su momento- sino la de defender y afianzar el gran legado construído de la convivencia. Sólo la política, hacer política, es la llave maestra del momento. Todos los esfuerzos son pocos para una misión en la que no debe haber opción para el fracaso.