Rafa Nadal tomó este miércoles una primera toma de contacto competitiva de cara a su participación definitiva en Wimbledon, tercer Grand Slam de la temporada, con un partido ante el suizo Stanislas Wawrinka en la exhibición en Hurlingham.
Nadal decidió el pasado viernes que su intención era jugar el grande londinense y el pasado lunes ya realizó su primer entrenamiento en Londres para probar las sensaciones en su pie izquierdo que, de momento, no parece darle excesiva guerra.
El doble campeón de Wimbledon se inscribió en este torneo de exhibición de Hurlingham donde también están otros jugadores como el Novak Djokovic, Carlos Alcaraz o el canadiense Felix Auger-Aliassime, precisamente al rival contra el que tiene programado jugar el próximo viernes en lo que será su última puesta a punto.
De momento, el número cuatro del mundo, que no juega en Wimbledon desde 2019, cogió ritmo sobre esta superficie con un duelo ante el suizo Stanislas Wawrinka, triple campeón de Grand Slam y que también intenta recuperar su mejor nivel tras una larga ausencia por lesión.
Nadal dejó aparentes buenas sensaciones en su sólido triunfo en dos sets ante el de Lausana por 6-2, 6-3 en apenas una hora y que le sirvió para acostumbrarse a jugar en esta superficie y si el tratamiento por el que ha optado funciona con una mayor exigencia.
Rafa comenzó con mucha firmeza tanto al saque como al resto y con dos breaks se puso con un cómodo 5-1 que le permitió cerrar el primer set, aunque se dejó un servicio por el camino. En el segundo parcial, hubo más alternativas y más problemas para el español con su servicio.
Así, tras levantar un 0-40 al inicio del parcial, el ganador de 22 Grand Slams vio como Wawrinka le rompía en el quinto para devolverle un break anterior, aunque no se descompuso y quebró una vez más a continuación para lograr una ventaja que ya no desperdició.