Hay que esperar dos horas desde la última comida para poder bañarse. Mito o realidad, lo cierto es que más de una ocasión esta frase ha hecho el agosto a más de un niño. Desde muy pequeños se ha oído que bañarse antes de tiempo puede provocar un corte de digestión e incluso llegar a desmayarse.
Sin embargo, esto no sería del todo cierto. Algunos dicen que hay que esperar un tiempo determinado, otros en cambio señalan que no hay problema mientras que se entre al agua muy despacio. Pero, realmente, ¿qué es un corte de digestión? En su terminación científica el corte de digestión se denomina síncope de hidrocución.
Tiene más que ver con los grandes cambios de temperatura que pueda experimentar nuestro cuerpo que con la comida. Desde la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) indican son más propensos a padecer este problema las personas mayores o con problemas cardíacos. Los cortes de digestión se producen cuando nuestro cuerpo experimenta una temperatura máxima que provoca mareos, vómitos e incluso pérdida del conocimiento.
En algunas ocasiones, puede llegar a disminuir el flujo de sangre en el cerebro y se pierde el sentido. Tras llegar a este paso, el individuo no puede evitar ahogarse por lo que puede llegar a asfixiarse al inhalar agua y en ese caso se dice que la persona es un ahogado azul, ya que la piel queda en un tono azulado.
Sin embargo, hay casos más graves. Los expertos aseguran que “el choque térmico es tan fuerte que puede desencadenar un reflejo de inhibición de la respiración y la circulación que desemboca en una parada cardiorrespiratoria. Cuando una persona sufre este proceso se dice que es un “ahogado blanco”
“La reserva de oxígeno que se queda en los pulmones amortigua la hipoxia durante unos minutos y la persona se queda flotando en el agua, muy probablemente en la posición de medusa”, explican.
Sin embargo, ¿hay que esperar para poder bañarse? Desde FEAD indican que la digestión puede llegar a durar hasta 4 horas e incluso más si se trata de una comida copiosa. Por ello recomiendan entrar al agua poco a poco mojando cada parte del cuerpo, sobre todo la nuca y el estómago.