Sergei Diaghilev fue un revolucionario y gracias a ello se convirtió en una figura de talla mundial, de esas que muchos desconocen, pero con una influencia casi infinita. Es por ello que Google decidió dedicar un colorido doodle que recuerda la figura del ruso Sergei Diaghilev.
Así, aparece en una ilustración de él trajeado rodeado de bailarinas con vistosos vestidos. Para él era tan importante la apariencia sobre un escenario, como la música, los movimientos o la decoración. Su imaginación lo convirtió en uno de los empresarios más famosos del mundo y aún en la actualidad se le recuerda como uno de los grandes fundadores de los Ballets Rusos.
Sergei Diaghilev revolucionó la forma de entender y representar la danza con increíbles espectáculos que juntaban a los mayores talentos de la moda, el baile, la coreografía, la música o la pintura. Tenía claro que para triunfar había que invertir en lo mejor.
Siempre tuvo problemas económicos, pero cuando no le alcanzaba la chequera para un nuevo fichaje tiraba de su don de gentes para embaucar a cualquiera en sus grandes proyectos.
La historia de Diaghilev empezó tal día como hoy pero hace 145 años. Nació en un cuartel de Selistchev (1872), en la provincia rusa de Novgorod. La suya era una familia acomodada de la Rusia de los zares que se dedicaba a la producción de vodka, aunque lamentablemente perdió a su madre a los pocos días de su nacimiento.
Sergei Diaghilev estudió Derecho, pero su vida giró alrededor de las artes desde muy joven, especialmente en la música y la pintura, llegando a organizar varias exposiciones. En 1906 logró que un distinguido conjunto de obras de artistas rusos colgaran de las paredes del prestigioso Petit Paais de París.
Dicho viaje marcó un antes y un después en su carrera. En 1907 logró organizar con éxito varios conciertos de música. Al año siguiente asumió la producción de Borís Godunov, una de las óperas más afamadas en la que se narra la vida personal de este zar ruso.
El 29 de mayo de 1913 es una de las fechas más importantes para el artista, y no en el sentido positivo. Tuvo una de las representaciones más conocidas: La consagración de la primavera de Igor Stravinsky en París. La obra era revolucionaria. Y la puesta en escena fue tan audaz que provocó el mayor escándalo de la historia de la música clásica. Recibió una pitada monumental y el varapalo de la crítica.