Es 1953 y Kilian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar junto a su hermano, Jacobo, el viaje de ida hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. En las entrañas de este territorio exuberante y seductor, le espera su padre, un veterano de la finca Sampaka, el lugar donde se cultiva y tuesta uno de los mejores cacaos del mundo.
En esa tierra eternamente verde, cálida y voluptuosa, los jóvenes hermanos descubren la ligereza de la vida social de la colonia en comparación con una España encorsetada y gris; comparten el duro trabajo necesario para conseguir el cacao perfecto de la finca Sampaka; aprenden las diferencias y similitudes culturales entre coloniales y autóctonos; y conocen el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio.
Pero uno de ellos cruzará una línea prohibida e invisible y se enamorará perdidamente de una nativa. Su amor por ella, enmarcado en unas complejas circunstancias históricas, y el especial vínculo que se crea entre el colono y los oriundos de la isla transformarán la relación de los hermanos, cambiarán el curso de sus vidas y serán el origen de un secreto cuyas consecuencias alcanzarán el presente.
En el año 2003, Clarence, hija y sobrina de ese par de hermanos, llevada por la curiosidad del que desea conocer sus orígenes, se zambulle en el ruinoso pasado que habitaron Kilian y Jacobo y descubre los hilos polvorientos de ese secreto que finalmente será desentrañado. Un excelente relato que recupera nuestras raíces coloniales y una extraordinaria y conmovedora historia de amor prohibido con resonancias de Memorias de áfrica.
La superproducción española del director Fernando González Molina llega a los cines el día de Navidad, una fecha muy “pastelosa” como el contenido casi total de la película. Lejos de parecer un filme histórico de la colonia española en Guinea, se acerca más a una historia de amor previsible, que llega a cansar hasta al más enamoradizo/a.
La obra se divide en dos partes: Los años 50 y la actualidad. Una primera parte contextualiza la llegada de Kilian (Mario Casas, actor fetiche del director) a la colonia. Y, por otro lado, la época actual. La sobrina de Kilian (Adriana Urgarte) viaja hacia África a conocer la historia de su familia. Los dos periodos están intercalados durante el largometraje. Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena García, Celso Bugallo, Laia Costa, Emilio Gutiérrez Caba, Berta Vázquez y Alain Hernández son los protagonistas.
Amila es una niña de 9 años que desde que nació ha sufrido diversos “problemas de salud” que le han obligado a pasar varias semanas ingresada en un hospital. Allí tiene a sus mejores amigos. Fede, Mai y Pelos. Fede sufre osteogénesis imperfecta, más conocida como la enfermedad de los huesos de cristal; Mai es la hermanita de Fede y Pelos espera su transplante de médula, tiene leucemia.
Los días en el hospital son largos y tediosos, pero nuestros amigos tratan de divertirse. En éste divertirse tienen un aliado, Lorentzo, el responsable del mantenimiento del hospital. Pero todo cambiará de repente.
En el mundo de los seres mitológicos algo grave está ocurriendo. Tasuri, un ser maligno, quiere arrebatarle el poder a Mari, la diosa de todos los seres, con un maléfico plan: hacerse con el peine dorado de la última lamia: Amila. Tasuri sabe que si se apodera de este peine, será tan poderoso que ni la propia Mari podrá detenerle.
Este film español de animación está dirigido por Gorka Vázquez, que ya había hecho otros dos largos de animación: Olentzero y el Iratxo en 2011, y The Wish Fish en 2012 junto con Iván Oneka.