Comparecencia de Enric Millo, delegado del Gobierno en Cataluña. "No tienen nada para montar unas elecciones mínimamente serias y rigurosas, así que lo que hacen es agitar la calle, para que su desafío ilegal tenga una apariencia de realidad. Esto es una irresponsabilidad".
Millo aseguró que el deber del Ejecutivo es "velar por la seguridad" de los catalanes, frente a quienes han "liquidado" cualquier indicio de "respetabilidad democrática".
"No toleraremos que unos cuantos quieran imponer sus objetivos a costa de dividir a la sociedad catalana. Es un precio demasiado caro que no se va a pagar", apostilló.
Reunión en La Moncloa desde las siete de la mañana del gabinete de crisis. El Gobierno de Mariano Rajoy considera que la jornada del 1-O es un "bochorno electoral", ya que el referéndum de autodeterminación de este domingo no tiene censo ni sobres, se usan "papeletas de casa" y cada catalán puede votar en el colegio "que le dé la gana" y en urnas opacas.
Fuentes gubernamentales hicieron esta primera valoración una vez la Generalitat ha anunciado que se ha habilitado un sistema electrónico de censo universal para que las personas que deseen votar en el referéndum de independencia de este 1 de octubre, que fue suspendido hace semanas por el Tribunal Constitucional, puedan hacerlo en cualquier colegio y evitar así el cierre de centros por las fuerzas de seguridad.
Desde Moncloa sostienen que ya se ha confirmado que el Estado de Derecho ha "desbaratado" este referéndum que han negado siempre que se vaya a celebrar con algún tipo de garantía y recorrido.
Para el gabinete de Rajoy, la comparecencia del portavoz de la Generalitat, Jordi Turull, hoy a las 8.00 horas para dar cuenta de los cambios de última hora para votar, certifica que "han liquidado cualquier vestigio de respetabilidad democrática".
En La Moncloa ven con perplejidad que por primera vez en la historia mundial de las elecciones se estén cambiando las normas de votación a 45 minutos de que esta comience, con el único objetivo de "forzar el resultado" de la misma.
Creen, por tanto, que el sistema de votación es un "cachondeo absoluto", dado que carece de todos los elementos que proporcionan garantías a una consulta. Dicen que si el 6 y el 7 de septiembre, cuando el Parlament aprobó las 'leyes de ruptura', fue un "bochorno democrático", ahora asistimos a un "bochorno electoral".