Asesinos Inocentes es el nuevo thriller juvenil del cine español. Si anteriormente se sorprendió con Tres 60, una obra totalmente absurda con un protagonista plano y cuya única obsesión es el surf, y con Combustión, una mala copia de Fast & Furious, ahora le toca el turno a esta cinta de Gonzalo Bendala.

Garralda (Maxi Iglesias) es un universitario que para aprobar su último examen debe superar una prueba que le pone su profesor de psicología (Miguel Ángel Solá), lo cual no sería de extrañar si no fuera porque se trata de matarlo.

El argumento no es del todo malo, pues la curiosidad de cómo se desenvolverán los sucesos llama la atención, pero ni aun así consigue engancharte hasta conocer el final, a la media hora ya estás abrumado, deseando que se acabe esta historia soporífera, y que a cada paso que dan los protagonistas es todavía más absurda.

Sin comerlo ni beberlo, un cuarteto de compañeros de clase (el guapo, el chulo, el listo y el precavido) se verá envuelto en esta trama, y ahí es donde comienza el verdadero debacle. Garralda es un estudiante que pasa de todo, no aprueba, y con su look se dedica a conquistar a chicas, sin embargo su vida da tal giro que es capaz de convencer a todos con sus dotes dialécticos similares a un filósofo de renombre.

El chico listo es tartamudo, lo cual no se sabe ni porqué ni para qué pues no aporta absolutamente nada, y está enamorado de la “novia” de Garralda, que le pone ojitos. El guapo está interpretado por Luis Fernández y deambula por pantalla sin saber por qué, solo se conoce que es mecánico.

El precavido empieza siendo el típico “tontito” de la clase, del que todos pasan bastante y solo se le acerca el chico listo, sin embargo tras una primera noche movida (cuando todos se involucran en el caso del profesor) ya es el más malo de todos, amenazando y causando miedo en todos ellos.

Aura Garrido transmite la intensidad que ya aportó en Stockholm hace dos años en el Festival de Málaga y Alvar Gordejuela responde con garantías a su primera llamada hacia la gran pantalla. Quizás, el talón de Aquiles de esta gran producción es el exceso de situaciones que al público le resultan divertidas y que resta un poco de seriedad.

Cuero y tinta es un documental que se basa en el recorrido por la evolución del periodismo deportivo en España desde sus orígenes, y analiza de mano de sus protagonistas -que esta vez son los periodistas-, los aspectos más polémicos que rodean esta profesión.

¿Cómo se consigue la imparcialidad en este tipo de periodismo? ¿Ha ganado la batalla el periodismo de bufanda o de camiseta? ¿El periodismo deportivo puede derivar en servilismo hacia los clubs de élite? ¿Los medios deportivos dejan a un lado el periodismo para ofrecer espectáculo? ¿Hay medios que alientan posiciones radicales? ¿Se asume la existencia de la compra de partidos? ¿Cómo se informa sobre el dopaje? 

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