Más sombras sobre Pakistán, el rol del Ejército y el poder de los servicios secretos, una situación vivida ya en el misterio y desenlace en torno a Osama Bin Laden, una muerte que volvió a escribirse con polémica como contó Hechos de Hoy. Esta vez los focos sobre Malala Yousafzai.
A finales de abril, fuentes judiciales y policiales informaron de que los 10 acusados por el ataque a la Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, un símbolo de la lucha por la educación femenina, fueron condenados a 25 años de cárcel por un tribunal antiterrorista.
Sin embargo, sólo dos de los acusados fueron sentenciados y los otros ocho fueron puestos en libertad por falta de pruebas. El juicio lo llevó a cabo un tribunal antiterrorista en instalaciones militares a puerta cerrada en Mingora, principal ciudad del valle del Swat donde fue atacada la joven activista, en el norte de Pakistán.
El Ejército arrestó el pasado septiembre a los diez sospechosos, insurgentes pertenecientes al grupo islamista Shura, vinculado al principal grupo talibán del país -el Tehreek e Taliban Pakistan (TTP)- por su participación en el ataque perpetrado contra Malala Yousafzai el 9 de octubre de 2012.
La joven, un icono de la lucha por la educación femenina, volvía a su casa tras realizar unos exámenes cuando el vehículo en el que viajaba con otras quince niñas fue abordado por dos hombres armados que la tirotearon tras identificarla.
Después de ser trasladada a un hospital de Rawalpindi, cerca de la capital del país, la adolescente fue llevada aún inconsciente al Reino Unido, donde fue tratada de sus heridas y reside con su familia. El Nobel de la Paz 2014 premió en octubre los esfuerzos por los derechos de los niños de la adolescente Malala Yousafzai, junto con el indio Kailash Satyarthi.