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Juan Carlos I y Felipe VI en el bique Tornado en la ría de Pontevedra en imagen de 2017

Juan Carlos I y Felipe VI en el bique Tornado en la ría de Pontevedra en imagen de 2017,- (Foto: @CasaReal)

PALACIO DE LA ZARZUELA

Un largo encuentro de cuatro horas entre el Rey y Juan Carlos I

En medio de un gran hermetismo, el Rey Felipe VI recibió en su despacho, en el Palacio de la Zarzuela, a su padre, Juan Carlos I, al término de su primera visita a España después de dos años de obligado destierro por el Gobierno.

Hechosdehoy / Hechos de Hoy

Muy larga conversación, en un marco de total privacidad, en el Palacio de La Zarzuela, entre el Rey Felipe VI y su padre, Juan Carlos I. Ningún otro miembro de la Familia Real ha participado en un encuentro de más de cuatro horas de duración.

Ha sido una conversación de alto calado entre los dos, el primero que se produce después de dos años de ausencia obligada de España por la imposición del Gobierno de Pedro Sánchez. Sobre la mesa de este encuentro han podido estar cuestiones delicadas de ámbito privado como la relación entre los padres del Rey, Juan Carlos I y Sofía.

Hay que destacar que este viaje a España de Juan Carlos I se produce tras el carpetazo judicial. La Fiscalía del Tribunal Supremo ha archivado todas las diligencias fiscales que se habían abierto en contra de Juan Carlos I tras la regularización de los pagos que tenía pendientes con la Hacienda pública y cuando se comprobó que parte de los hechos investigados estaban cubiertos por el tiempo de su "inviolabilidad’".

Juan Carlos I aclaró y se pronunció sobre actuaciones económicas irregulares en su vida privada. En la carta que envió el 5 de marzo al Rey, Juan Carlos I dijo que lo "lamentaba profundamente". De manera pública pidió perdón. Al mismo tiempo anunció que mantendría su residencia en Abu Dhabi y que realizaría viajes esporádicos a España.

Es obvio que la relación entre el Rey y su padre es delicada y tensa. No son sólo dos estilos y personalidades muy diferentes. Al Rey le ha afectado de forma muy personal la tensión vivida en el matrimonio de su padres que estalló de forma abrupta al aparecer la existencia de Corinna en una cacería de elefantes en Botsuana. Fue el momento en que Juan Carlos I se destrozó a sí mismo viéndose obligado a abdicar (19 de junio de 2014).

Desde entonces el Rey Felipe VI ha restablecido, en una senda no fácil de recorrer, el prestigio de la Corona y el peso de la Monarquía parlamentaria de España.

Ha sido indudable el protagonismo de Juan Carlos I en la Transición. Y su rol esencial como el primer embajador de España, el hombre que ha abierto las puertas a una plena normalización de la democracia española y su total regreso a Europa como potencia de peso.

Indudablemente la injerencia del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en la vida privada del Rey y de su padre ha avivado todas las tensiones. Ha sido ridículo que La Moncloa prohibiera a Juan Carlos I dormir en el Palacio de La Zarzuela en su viaje a España. Y que se le impusiera al Rey la prohibición de reunirse con su padre al término de su viaje de Estado a Emiratos Árabes Unidos.

De forma muy clara la Constitución no contempla en ninguno de sus artículos que el presidente del Gobierno pueda interferir y organizar la vida privada y familiar del Rey, el Jefe del Estado. Y mucho menos limitar sus viajes por España como hizo el presidente del Gobierno al vetar la presencia del Rey en una visita académica a Barcelona.

Atención por tanto a todas las aristas de este viaje a España de Juan Carlos I, recibido con gran cariño en su estancia en Pontevedra (Galicia). Porque es al Rey, y a su padre, a quienes les concierne firmeza, sosiego y transparencia en tiempos agitados y difíciles.

Vivimos uno de los momentos políticos y económicos más delicados de España desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, su ruptura con el PSOE de Felipe González y la entrada en acción de los Pactos Frankenstein con partidos que no aceptan la Constitución de 1978 ni la forma de Estado de la Monarquía parlamentaria en España.

El Rey lo sabe bien (y lo sufre en el día a día). Su padre, Juan Carlos I, que ama tanto el mar y los deportes de vela, debería buscar para su patria la mejor navegación y no conducirla a una galerna.

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