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CRISIS NO CERRADA

La Reina con Urdangarin, y la prueba de Corinna y Juan Carlos I en Botsuana

Nuevo viaje de Doña Sofía a Washington para estar con los duques de Palma y sus hijos, y polémica no cerrada por las pruebas aportadas por Pedrojota.

Hechosdehoy / A. V.
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Doña Sofía decidió viajar a Washington para estar tres días con los duques de Palma. En un momento en que el caso Palma Arena y la pieza Babelia, por la que se investiga a Iñaki Urdangarin, ha abierto una crisis en la relación del Rey con su yerno, la Reina con delicadeza procura restablecer puentes.

Para la Infanta Cristina es una situación dolorosa al haber quedado dañada la relación con su padre y su hermano Felipe y estar prácticamente en una situación de exilio cuando desearía volver a vivir en España. El anterior viaje de la Reina a Washington, con las imágenes que la mostraron en la portada de ¡Hola! junto a Iñaki Urdangarin levantaron tensiones en el Palacio de La Zarzuela. Doña Sofía ha mostrado de nuevo, tras la polvareda por el viaje secreto del Rey a Botsuana, descubierto por su caída, que mantiene su propia agenda. La Reina no suspendió su viaje privado a Grecia y mostró en su primera visita al Rey cuando estuvo hospitalizado -quince minutos- que existen tensiones que ya no se pueden ocultar -como informó Hechos de Hoy– y que fueron desveladas por la periodista e historiadora Pilar Eyre en su libro La soledad de la Reina.

El viaje de la Reina se produce en el momento en que el diario El Mundo que dirige Pedrojota Ramírez desveló nuevas informaciones sobre la cacería del Rey en Botsuana y sus acompañantes. En la información publicada por el suplemento Crónica se asegura que el Rey tuvo tiempo de cazar un elefante, que abatió de siete tiros. Asimismo se destaca que Juan Carlos I estuvo acompañado por la princesa Corinna y el sirio Eyad Kayali.

La presencia de Corinna con el Rey

Crónica publica también un documento oficial de la cacería en la que participó el Rey el día 11 de abril de 2012. El formulario, rubricado por dos personas, un funcionario del Ejecutivo y un representante de Johan Calitz Safaris, la empresa que organizó el viaje, contiene anotaciones que revelan datos sobre la polémica cacería. Se trata de un documento oficial del gobierno de Botsuana. Cada elefante abatido en una cacería en su territorio lleva asociada una ficha completa. Themba Cliff Bitsan, director general del Okavango Kopano Molioro Community Trust (OKMCT) gestiona el sector NG32, y confirma que el Rey abatió un buen ejemplar, de los mayores que se han cazado este año.

En la cacería, acompañaban a Don Juan Carlos un rastreador y un inspector del Gobierno, así como un cazador profesional, Terry Palmer, sudafricano, de 58 años. Le acompañó al Rey para abatir al animal en caso de emergencia. El grupo del monarca está formado por seis personas. Con el Rey viajaban también sus dos compañeros habituales de cacería: la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgestein y el multimillonario sirio Eyad Kayali, que corrió con todos los gastos. Un helicóptero los recibió en Botsuana y les trasladó a su destino final, Qotokwe.

Según la información del diario de Pedrojota, Corinna y Kayali son de los mejores clientes de la reserva gestionada por Botswana Wildlife Managemente Association. Han viajado allí en diversas ocasiones y esta vez contaban con todos los permisos para cazar varios elefantes. El primero fue el del Rey; el segundo de Kayali; y el tercero podría ser para Corinna. El tercer animal, sin embargo, quedó sin abatir, debido a la caída del Rey a las tres de la mañana del viernes 13.

El rifle utilizado por Don Juan Carlos era un Rigby Express del calibre 470, con número de serie 19998, con un peso de cinco kilos y capaz de atravesar un muro de ladrillo como si fuera cartón. Pese a su experiencia previa con elefantes, el Rey necesitó siete disparos para rematar la tarea. La presa tenía unos 50 años y pesaba varias toneladas. El delta del Okavango, de 15.000 kilómetros cuadrados, es un área de gran riqueza cinegética y un laberinto de islas y ríos plagado de jirafas, cocodrilos, hipopótamos y elefantes. Seguro que el Rey nunca imaginó que este delta podría también convertirse en un pantano maldito.

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