Es a la vez un éxito tecnológico y económico sin precedentes.
Seis meses después de que uno de sus cohetes explotó al despegar, la empresa SpaceX, de capital privado, tuvo un doble éxito histórico. Lo lanzó cumpliendo todos sus objetivos y logró un sensacional aterrizaje vertical de su cohete impulsor con las dimensiones equivalentes a 15 pisos de altura.
El cohete Falcon fue lanzado desde Cabo Cañaveral, en Florida llevando 11 pequeños satélites a una órbita baja para la firma de comunicaciones OrbComm. Dos minutos después de iniciado el vuelo, la primera etapa del cohete se separó limpiamente de la segunda, y comenzó su descenso controlado de regreso a la Tierra.
El multimillonario emprendedor Elon Musk, que dirige SpaceX, tuiteó poco después del aterrizaje: "¡Bienvenida de regreso, nena!. Luego describió la hazaña como “un momento revolucionario. SpaceX es una de varias compañías privadas contratadas por la NASA para llevar provisiones, y eventualmente, astronautas, a la Estación Espacial Internacional.
SpaceX se coloca de nuevo a la cabeza en la carrera de los cohetes reutilizables. La empresa competidora es Blue Origin, de Jeff Bezos, con su lanzador suborbital New Shepard. De forma insólita Musk y Bezos se felicitaron en Twitter por sus éxitos. Es una aventura tecnológica sin precedentes -indicaron expertos a Hechos de Hoy– que abre una dimensión económica inédita en el espacio.