Fue una campaña agitada con dos opciones fundamentales. La continuidad de Josep María Bartomeu, que ha afrontado la tormenta en torno al fichaje de Neymar, o el retorno de Joan Laporta, con sus seguidores y sus acérrimos críticos.
Joan Laporta fue además el único candidato que llevó la campaña a la orilla política. “Si soy presidente, el Barça se posicionará a favor del bloque soberanista, a favor de la lista unitaria”, prometió en el apoyo a la última maniobra política de Artur Mas. Su anuncio pudo tener su impacto en quienes dudaban sobre el sentido de su voto.
Aunque han sido unas elecciones puntuales a la presidencia de un club de fútbol, se han celebrado en un escenario de preocupación por la radicalización de Artur Mas y su polítización de la vida política, económica, social y deportiva. La severidad del Rey Felipe VI al recibirlo en el Palacio de La Zarzuela fue la imagen elocuente del actual momento (ver en Hechos de Hoy, Andrea Levy responde a Artur Mas y rechaza las listas de confrontación).
Josep María Bartomeu logró la mayoría absoluta frente a Joan Laporta. Agustí Benedito y Toni Freix permanecieron como opciones menores. Los éxitos de una campaña rotunda –Liga, Copa del Rey y Champions– se sumaron a cerrar dudas sobre la continuidad de Lionel Messi y de Luis Enrique.
Pese a la enorme polémica sobre la forma en que se contrató a Neymar, Bartomeu logró su éxito definitivo al lograr la permanencia de Luis Enrique y poner fin a sus dudas. En sus éxitos pesó también la excelente despedida a Xavi Martínez, un final brillamnte que el Real Madrid no consiguió con Iker Casillas. Fue al final un candidato imbatible. Pero tendrá que trabajar por unir a los socios.
Como en otros sectores y escenarios de Cataluña, la necesidad de cerrar heridas y lograr consensos se impone también en el FC Barcelona. Es el reto mayúsculo en la nuevo mandato de seis años del nuevo presidente.