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Erdogan, de 69 años, tiene muchos problemas de salud. (Foto: TV5monde)

GUERRA DE RUSIA Y UCRANIA

Erdogan, el hombre que admira a Selim I y sueña con una Turquía poderosa

¿Qué futuro se abre para el mar Negro cuando se abra el escenario de la paz entre Ucrania y Rusia? Analistas financeros y políticos se interrogan sobre la herencia de Recep Tayyip Erdogan, 100 años después de la caída del Imperio otomano, la superpotencia que sobrevivió seis siglos.

Hechosdehoy / José Vidal
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¿Qué futuro habrá para Turquía cuando se abra el escenario de la paz en Ucrania? ¿Una Rusia más débil y una Turquía más poderosa?

Turquía tiene fronteras terrestres en Europa con Bulgaria y Grecia. En Euroasia con Armenia, Georgia y Azerbaiyán. Y en Oriente Medio con Irak e Irán.

Es además un país clave en su frontera marítima con el mar Negro y en los estrechos que lo unen con el mar Mediterráneo. Tiene una psición clave en el mar Egeo. De ahí el peso de Turquía en la OTAN y en el debate no cerrado de su estrecha relación con la Unión Europea (no hay que olvidr que los diarios turcos de mayor circulación se editan en Berlín).

Turquía es un país que se extiende por tanto desde Europa oriental hasta Asia occidental, con conexiones culturales con el antiguo imperio griego, el persa, el romano, el bizantino y el otomano. La cosmopolita Estambul, en el estrecho del Bósforo, alberga la icónica basílica Santa Sofía con su elevada cúpula y los mosaicos cristianos, la enorme mezquita Azul del siglo XVII y el palacio Topkapı, de alrededor del año 1460 y que fue hogar de sultanes. Ankara es la capital moderna de Turquía.

El paralelismo de Putin y Erdogan

Como Putin con el imperio ruso, Erdogan es un estudioso del imperio otomano que sobrevivió seis siglos antes de su desmoronamiento.

Fue el 1 de noviembre de 1922 el momento en que la Gran Asamblea Nacional Turca abolió el cargo de sultán, un último golpe añ Imperio otomano, una de las mayores superpotencias que han existido. En 1922 culminaron 600 años de historia y nació la República de Turquía.

La dinastía osmanlí -la familia gobernante del imperio desde su fundación en 1299 hasta su disolución- llegó a expandirse a lo largo de tres continentes, reinando en lo que ahora es Bulgaria, Egipto, Grecia, Hungría, Jordania, Líbano, Israel, los territorios palestinos, Macedonia, Rumania, Siria, partes de Arabia Saudí y la costa norte de África.

Muchos otros países como Albania, Chipre, Irak, Serbia, Catar y Yemen también fueron parcial o totalmente otomanos.

La dinastía osmanlí (o Casa de Osmán) comenzó con Osmán I, líder del imperio selyúcida. Fundó en 1299 su emirato en Anatolia, el territorio que ahora se conoce como Turquía. Se convirtió en el primer sultán de un Estado que llegaría a cubrir más de 5 millones de km2. Los descendientes de Osmán, cuyo nombre a veces se escribe Ottman u Othman -el origen del término otomano- gobernaron gurante seis siglos.

La caída de Constantinopla

Olivier Bouquet, profesor de Historia Otomana y Medio Oriente de la Universidad Paris Diderot, destacó a la BBC que en 1299 sólo se fundó un “Estado turco”. El Imperio comenzaría a tomar forma con la caída de Constantinopla en 1453.

El sultán Mehmed II acabó con mil años del Imperio bizantino. Mandó asesinar a gran parte de la población y obligó al resto a exiliarse. Fue el momento del comienzo de expansión de un imperio que tendría el control de las ciudades de Budapest, Argel, Estambul, El Cairo, Ankara, Jerusalen, Bagdad y La Meca.

Sobre todo, Mehmed II cambió el nombre de Constantinopla po Estambul – la ciudad del Islam-. La convirtó en la capital política y militar del imperio y en el cruce de Europa, África y Asia como un importante centro comercial mundial.

El poder máximo sólo se transfería a una persona evitando rivalidades. Pero Bouquet destaca que la clave de su éxito estuvo su carácter de Estado fiscal-militar.

Como fuerza militar fue clave el cuerpo de élite de los jenízaros y los cipayos, la poderosa caballería. A destacar que otomanos tomaron las mejores ideas de otras culturas y las hicieron suyas.

El momento de gozne

Un primer evento que debilitó a la superpotencia fue su derrota en la Batalla de Lepanto en 1571. Se enfrentó a la Liga Santa, una coalición militar integrada por Estados católicos y liderada por la Monarquía española y un grupo de territorios de lo que ahora es Italia. Calificada como una de las batallas más sangrientas que la humanidad había visto desde la antigüedad. Acabó con la expansión militar otomana en el Mediterráneo.

En el siglo XX, otros momento de inflexión fue la Primera Guerra de los Balcanes (1912-1913), en la que se enfrentó a la Liga Balcánica (Bulgaria, Grecia, Montenegro y Serbia), que, apoyada por Rusia, buscaba expulsar a los otomanos de sus tierras. El Imperio otomano perdió la guerra ytodos sus territorios en Europa, a excepción de Constantinopla y sus alrededores.

La victoria de los aliados en Oriente Medio durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Se creó el mandato francés de Siria y mandatos británicos en Irak y Palestina, todos bajo supervisión de la Liga de Naciones (organismo que antecedió a la ONU). Los otomanos ignoraban que en 1917, en plena guerra, Francia y Gran Bretaña ya habían pactado en secreto repartirse sus territorios con el tratado Sykes-Picot. También se firmó la Declaración Balfour. El gobierno británico le prometió al pueblo judío un “hogar” en la región de Palestina, que también era parte del imperio.

“La idea de la responsabilidad occidental en la caída del imperio ha sido retomada desde hace varios años por el régimen de Ankara y el actual presidente, Recep Tayyip Erdogan“, señaló a la BBC el historiador Olivier Bouquet.

El movimiento del neootomanismo

El sentimiento de nostalgia que algunos sienten en Turquía por la era otomana ha impulsado el resurgimiento del llamado neootomanismo.

Una ideología política islamista e imperialista que aboga por honrar el pasado otomano de Turquía y aumentar la influencia turca en regiones que estuvieron bajo dominio otomano.

Erdogan no ha ocultado su nostalgia por el pasado otomano de su país y su herencia islámica. Una evidencia fue la controvertida reconversión en 2020 de Santa Sofía -que Atatürk había convertido en uno de los museos más icónicos de Estambul- en una mezquita.

De igual forma, Erdogan ha demostrado en varias ocasiones su admiración por Selim I, el sultán que lideró una de las mayores expansiones del Imperio otomano. Decidió ponerle su nombre a uno de los puentes construidos sobre el famoso Estrecho de Estambul, en el Bósforo.

A analistas del BBVA, y del propio Banco Central Europeo les preocupa el fututo de la lira y el runbo político y económico. Puede morir Putin pero también Erdogan, Una Rusia inestable se puede sumar a una Turquía llena de interrogantes.

Erdogan puede ceder la presidencia a un adjunto de confianza. Pero miembros destacados de su partido pueden  dar un golpe de Estado para derrocarle antes de que termine su mandato.

¿Tras la invasión y pesadilla en Ucrania, un futuro de agitación económica, social y política en Turquía? ¿Un dramático pulso entre revisionistas que se aferran a la grandeza del pasado que murió y no volverá,  y quienes sueñan con una Turquía laica y libre, más unida de manera definitiva a la Unión Europea?.

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