Ya no es un fantasma. Hillary Clinton está pisando el suelo frágil del Brexit americano. Encuestas confusas y contradictoria, pero a la vez claramente adversas, están leyendo su derrota y la de Barack Obama. Una tempestad formidable está a punto de desencadenarse sobre Washington, toda América y el resto del mundo. La candidata está viviendo este final de campaña con agotamiento y ansiedad.

El sueño americano pasó a drama. Lo comparten en primera línea el expresidente Bil Clinton; el presidente Barack Obama; el vicepresidente Joe Biden; el senador socialista y exrival de Hillary, Bernie Sanders; y la primera dama, Michelle.

La impresión en Washington sigue aferrada a que unas elecciones presidenciales en Estados Unidos no se deciden en los últimos metros. Las tendencias habían apuntado a la victoria de Hillary Clinton y la derrota de Donald Trump. Una ventaja que primero holgada y luego estrecha ha mantenido. Reflejaría además el cambio en Estados Unidos hacia una sociedad más multicultural y latina. Más del corte del Partido Demócrata y menos del Partido Republicano (cuya foto sigue siendo en parte de hombres de raza blanca y de origen europeo).

Pero el clima de desasosiego se ha instalado con fuerza en el final de la campaña. Las redes sociales están mostrando en Estados Unidos, especialmente en Facebook, una corriente de antipatía hacia Hillary y de hartazgo con las élites a las que está asociada la figura de la candidata demócrata.

¿Por qué el Partido Republicano no repudió desde el primer momento a Donald Trump? ¿Cómo se ha dejado atrapar por un populismo más nocivo aún que el de extrema derecha e izquierda radical surgido en Europa? 

En el Reino Unido los tabloides se convirtieron en la gasolina del triunfo del Brexit. En Estados Unidos sin embargo la prensa impresa ha roto sus tradiciones entrando de lleno en la campaña y expresando (y razonando) el rechazo a Donald Trump, un candidato que no está capacitado para pisar el Despacho Oval de la Casa Blanca. En estas vísperas cruciales, el propio Carlos Slim ha advertido que si gana Donald Trump y aplica su programa irreflexivo hará un daño incalculable a la economía del país.

Sin embargo, lo único cierto es que se asiste a una foto final sin precedentes en las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Al irrumpir la Oficina Federal de Investigaciones, el FBI, en la campaña, todo está abierto. Nada es igual desde que el director del FBI, James Comey, informara al Congreso de que se examinarán correos electrónicos asociados a la candidata demócrata. Comey había dado el caso por cerrado pero lo volvió a abrir.

¿La decisión de Comey es la que ha convertido los últimos sondeos en confusos y adversos? ¿El voto final será el de la antipatía y el rechazo de la candidata del Partido Demócrata?

La campaña en su cierre entró en la ansiedad, el suspense, el morbo y el alto peligro.
 

– Ver también, Donald Trump, una victoria que puede abrir una crisis geopolítica (Hechos de Hoy)