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Orlando Puerto Mena en el andén de la estación de Cienfuegos. (Foto: C. Venegas)

Orlando Puerto Mena en el andén de la estación de Cienfuegos. (Foto: C. Venegas)

MÁS ANGUSTIA

Hace unos días perdí una maleta mientras dormía

Siento un gran alivio cuando la desesperación me despierta y caigo en la cuenta de que las cosas extraviadas están en su sitio: la maleta en el closet y el Jeep a salvo en el parqueo. Pero esa alegría es momentánea.

Hechosdehoy / Camilo Venegas

Hace unos días perdí una maleta mientras dormía. La dejé en uno de los coches del tren de Cienfuegos a Santa Clara. Me bajé por un momento a buscar algo que leer en el kiosco que estaba en la esquina Santa Cruz y Gloria. Desde allí, ya con una revista en las manos, vi al tren alejarse.

Corrí a la oficina del jefe de estación. Le pedí que se comunicara con el conductor para que bajara la maleta al pasar por el Paradero de Camarones. Le expliqué que era negra, grande y tenía mi nombre y el de Diana en el ‘tag’ morado del salón VIP del aeropuerto Las Américas de Santo Domingo.

Orlando Puerto Mena, el jefe de estación de Cienfuegos, no entendía nada de lo que yo le estaba diciendo. “¿Qué es un tag, Camilito? —preguntaba desconcertado—. ¿Qué aeropuerto es ese, quién es Diana…?

Curiosamente, en el salón de espera, me encontré con Ángel Santiesteban, Amir Valle y Alberto Garrido. Angelito propuso caerle atrás al tren en el Chevrolet negro que tuvo en los 90, pero Amir le dijo que tenía que volver a Radio Ciudad del Mar. A Garrido toda aquella situación le daba mucha risa.

Constantemente extravío cosas en los sueños. Más de una vez me he visto dando vueltas en alrededor del parque Martí de Cienfuegos sin poder dar con mi Jeep. Recorro las calles Casales, Velazco, Argüelles, Dorticós y Gacel sin conseguir oírlo sonar por más que le doy a la llave. Por más que pregunto, nadie me sabe decir.

Siento un gran alivio cuando la desesperación me despierta y caigo en cuenta de las cosas extraviadas están en su sitio: la maleta en el closet y el Jeep a salvo, allá abajo, en el parqueo del edificio. Pero esa alegría es momentánea.

Pero entonces me empiezo a angustiar más aún.
El tren de Cienfuegos a Santa Clara ya no sale. Angelito, Amir y Garrido no podrían reunirse en Cuba. Mi casa en el Paradero de Camarones ya no existe. Orlando Puerto Mena está jubilado y vive en Aguada de Pasajeros…

Cada vez que me despierto acabo perdiendo muchísimas más cosas que en sueños.

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