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VIAJE A CENTROAMÉRICA

Guatemala: una sinfonía de millones de colores y sensaciones

Un país centroamericano adorable, colorido, intenso, amable, vistoso y lleno de cultura y tradición. Las visitas a Ciudad de Guatemala y Antigua son absolutamente obligatorias.

Hechosdehoy / José Antonio Ruiz
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Guatemala es sin duda uno de mis países preferidos de Centroamérica. Adorable, colorido, intenso, amable, vistoso y lleno de cultura y tradición. No recuerdo a nadie decirme que no le gustó este maravilloso país y creedme que es por motivos sólidos.

Así que para adentrarnos en él, abandonamos Bora-Bora y sus idílicas playas en las que nos bañamos la semana pasada y nos vamos a Hispanoamérica a conocer una joya de nuestro mundo. ¡A volar!

Guatemala se encuentra al Sur de México, al Oeste de Belice y al Norte de El Salvador y Honduras. Tiene costa tanto en el Pacífico como en el Caribe pero, curiosamente, no destaca por sus playas. Que algunas buenas tiene, ¿eh? Y muchas son de arena volcánica negra.

Mis viajes a esta nación han tenido diferentes enfoques. Desde el turismo tradicional en pareja, a las visitas lúdico-fiesteras con amigos. Cada momento tiene su aquel pero siempre he salido contento de allí y volvería a ir sin dudarlo. Junto con Panamá (que ya sabéis que me salvó la vida como conté en su día), es de mis favoritos de la región.

El único punto flaco que le veo es la inseguridad que tienen algunas zonas. Ya sabéis, hay que contrastar información antes de ir, especialmente si estos asuntos os ponen nerviosos. No se puede ir con miedo a ningún sitio si se trata de disfrutar de unas vacaciones, ¿eh? 

El primer lugar que se suele visitar es Ciudad de Guatemala (oficialmente se llama Nueva Guatemala de la Asunción), la capital del país. Es agradable, con edificios modernos y coloniales y no particularmente bulliciosa si se compara con otras ciudades del continente. A mí me gusta mucho. Me da, no sé, como paz.

Allí tuve ocasión de ir a unas cuantas fiestas memorables. Tan memorables que no me atrevo ni a publicar las fotos por decoro y por preservar reputaciones ilustres. Me acuerdo un día… Gente bailando encima de las mesas… No, mejor no me acuerdo que me tiráis de la lengua. En resumen, living la vida loca…

Lo que sí os puedo decir es que los guatemaltecos y guatemaltecas son geniales (con sus excepciones como en todos los sitios), simpáticos y emprendedores.

Más allá de la ciudad, empieza lo mejor. ¿Por dónde empiezo? Pues vamos a hacerlo por la ciudad colonial de Antigua que es uno de los destinos de obligada visita del país. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está rodeada de volcanes, conservada exquisitamente, acogedora, divertida y transmite muchas sensaciones. No hay viaje a Guatemala sin Antigua. Que no me entere yo.

Es de esos lugares que te dan sosiego, que disfrutas a paso lento, disfrutando de cada día. No por nada muchos extranjeros se han quedado allí a vivir. A veces me recuerda a Cuzco en Perú. De hecho, Guatemala tiene en ocasiones un aire a Perú. Serán los colores, las gentes… Porque el nombre no se parece en nada.

En Antigua, la Semana Santa se vive intensamente. Seáis religiosos o no, ver los pasos por las calles, la devoción, las flores en el suelo… es una experiencia digna de recordar por mucho tiempo. Por otro lado, las opciones para comer y salir son numerosas. Desde tranquilos cafés a animados pubs. Da gusto, de verdad.

La primera vez que fui lo hice con una novia mía que era una maravilla de mujer. Nos lo pasamos “chupi” yendo de un lado a otro de la mano durante varios días. En uno de esos paseos fuimos al Convento de Santo Domingo (hoy hotel) que tenía una iglesia medio destruida que decoraban de una forma muy especial para las bodas. Al mismo tiempo, de noche, se podía ver un volcán emanando lava de un rojo muy vivo a lo lejos.
¡Qué lugar!

Tanto así que fue de las pocas veces en mi vida en las que pensé algo así como: “Si alguna vez me caso, quiero que sea aquí”. Luego miré a mi novia y pensé: “Si esto fluye, amada mía, aquí te veo de nuevo”. Yo no suelo pensar en esas cosas pero aquel Convento de Santo Domingo sacó al José más romántico. Apuntadlo por ahí por si queréis “inspirar” a alguien…

A nosotros la vida nos llevó por caminos diferentes y ella está casada actualmente y tiene unos estupendos hijos y yo, pues… Digamos que hoy en día yo estoy, más que casado, nutritivo. A saber… cara de hogaza, tipillo de pera, paticas de pollo… Otra joya. ¡Seguimos otro día! 

 
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