Emiliano García-Page, fiel a su estilo, está avanzando con firmeza, pero con respeto a las siglas de su partido, en fijar las fronteras en lo que su partido, el PSOE, el Partido Socialista Obrero Español, y lo que son las ambiciones personales de Pedro Sánchez (el llamado Partido Sanchista, PSOE frente a PS), actual presidente en funciones del Gobierno, y derrotado por Alberto Núñez Feijó en las últimas elecciones generales.
En prmer lugar, las palabras de García-Page en la importante Feria de Albacete, quizás la más importante de España, son un recordatorio de que todavía no se ha celebrado el debate de investidura. Feijóo está a cuatro escaños de la mayoría absoluta.
Pero el candidato guarda las cartas sobre un impotante discurso que quiere dirigir a la Cámara y a toda la nación. Su plan es el de formar un gobierno monocolor con pactos de calado, pactos de Estado, entre PP y PSOE abiertos a otras fuerzas. Conviene recordar que el PP (137) y el PSOE (121) suman 258 diputados, es decir el 74% del Congreso.
Si Feijóo no lograra la investidura se abriría la hipótesis de un segundo debate con la figura de Pedro Sánchez. Necesitaria formar una mayoría en la que ERC y Junts serían claves, Ambos han exigido una Ley de Amnistía y la celebración de un referéndum para la independencia de Cataluña e España.
Las precisiones de García-Page
Emiliano García-Page ha recordado este miércoles que el PSOE se presentó a las elecciones generales del 23 de julio con el planteamiento de que la amnistía “no cabía” en la Constitución, por lo que ha emplazado a que se explique “si alguien quiere dar un cambio de enfoque o de idea”.
Se refirió así a la posibilidad de aprobar en el Congreso de los Diputados una Ley de Amnistía para los implicados en el procés al ser una de las condiciones de los partidos secesionistas catalanes (ERC y Junts) para apoyar una investidura de Pedro Sánchez.
García-Page admitió que le preocupa la posibilidad de una amnistía y “el conjunto del debate territorial”, y sobre la amnistía ha pedido que se aclaren “dos obviedades”.
Por un lado, ha señalado que no han pasado ni dos meses desde las elecciones generales del 23 de julio, a las que el PSOE se presentó con el argumento de que “la amnistía no cabía en la Constitución”.
“Desde el presidente del Gobierno hasta todo el Gobierno en pleno, todos los ministros se han hartado de decir que no cabía en la Constitución, y era la contestación que se le daba permanentemente a Esquerra Republicana. Por tanto, que lo que no cabía en la Constitución quepa de un día para otro, esto, de entrada, como comprenderán, es enormemente grave”.
Por ello, ha pedido que “si alguien quiere dar un cambio de enfoque o de idea”, que lo explique o aclare en público. “Lo último que le he escuchado al presidente del Gobierno hablar de amnistía es que no cabía en la Constitución. Todavía no he escuchado otra cosa y esperaré a escucharle para poder valorar”, ha subrayado.
En segundo lugar, ha considerado que los demócratas de España deberían practicar “una simple medicina previa” ante los independentistas catalanes, de forma que se les escuche “cuando primero hayan reconocido el camino constitucional”, se ratifiquen en el camino constitucional aunque tengan el objetivo de cambiarla, y manifiesten “un compromiso evidente de no volver a las andadas”.
Pues a su entender, esta es “una obviedad que se quiere pasar por alto”, ya que ha alertado de que si los secesionistas catalanes “quieren la amnistía para volver a hacerlo, miel sobre hojuelas, más claro el agua”.
En cualquier caso, y ante la posibilidad de una repetición electoral, García-Page ha augurado que su partido mejoraría los resultados de los pasados comicios “siempre y cuando no alimentara ninguna ambigüedad respecto a la vocación constitucional” ni sobre la igualdad de los españoles.
Respecto al acto convocado por el PP para el domingo 24 de septiembre contra la amnistía y por la igualdad de los españoles, ha opinado que es legítimo, aunque ha subrayado que él no acudirá.
También ha pedido dejar a un lado el “lenguaje guerracivilista” que, a su entender, se está instalando en el debate público a raíz de la posible amnistía, porque “de los extremos no van a venir nunca las soluciones” y ha abogado por adoptar posiciones “mas ponderadas, más sensatas”. Se ha desmarcado así de las declaraciones realizadas el martes por la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez.