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MENSAJE ROMPEDOR DE NAVIDAD

Francisco saca el látigo y pide a los cardenales penitencia y confesión

Sorprendente y duro mensaje de Navidad de Francisco a los cardenales denunciando la sed de poder y advirtiendo que hay en el Vaticano "Alzheimer espiritual" por el olvido de servir a Dios.

Hechosdehoy / Hechos de Hoy / Mario García
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Dos personajes emergen con fuerza en la escena de esta Navidad y diez último días de 2014, Barack Obama en Estado Unidos y Francisco en el Vaticano.

El Papa protagonizó un insólito mensaje de Navidad rompiendo todos los moldes en el primer juicio público lleno de severidad a lo que es la Curia -la Curia Romana o Curia Vaticana-. Francisco no dudó en expresarse de forma directa y rotunda en su mensaje al conjunto de órganos de gobierno de la Santa Sede y de la Iglesia católica. La Curia reúne a las instituciones denominadas dicasterios que ejercen las funciones legislativas, ejecutivas y judiciales.

Primero habló, en un discurso de unos 20 minutos, el cardenal Angelo Sodano, que es el decano del colegio cardenalicio. A continuación llegaron las palabras de Francisco, el jesuita que no deja de sorprender desde su salto de Buenos Aires a Roma. Lo hizo además en el momento de mayor fortaleza de su papado al conocerse -como revelaron fuentes vaticanistas a Hechos de Hoy– la trascendencia de su mediación internacional como sucedió en el fin de la Guerra Fría en el Caribe.

Con un lenguaje directo, sin tapujos, y en momentos descarnado, Francisco sorprendió a los cardenales y los altos funcionarios de la Santa Sede al pedir reflexión, penitencia y confesión en su mensaje de Navidad y enumerar las mayores patologías de la Curia. Los escándalos financieros y sexuales fueron el telón de fondo sus las palabras.

Tuvo la máxima severidad cuando habló de la enfermedad de los chismes, la cizaña, llamando a protegerse de lo que es una especie de terrorismo por los destrozos que provoca. Para analistas vaticanistas no tuvo piedad en su diagnóstico. Acabó de una vez con el cliché y los tópicos acuñados por sus enemigos en Roma que le presentan como el Papa que llegó de América Latina y todo lo ignora sobre la cultura europea y el significado de la Curia. Fue justo lo contrario. Después del discurso, que se recibió como un jarro de agua fría, el Papa saludó uno a uno a todos los cardenales en un ambiente tenso.

Las patologías de la Curia

Francisco instó a los cardenales a hacerse un examen de conciencia ante las 15 enfermedades que, dijo, padece la Curia, entre ellas la rivalidad, los chismes y lo que calificó de "Alzheimer espiritual". "Como cualquier cuerpo humano la Curia sufre de infidelidades al Evangelio y de enfermedades, que hay que aprender a curar", advirtió Francisco.

La primera enfermedad que destacó es la de sentirse inmortal e insustituible, sin defectos, privado de autocrítica, que no se actualiza ni trata de mejorar. "Hay que visitar los cementerios para ver los nombres de tantas personas que se consideraban inmunes e indispensables", señaló el Papa muy gráficamente..

La segunda enfermedad que denunció fue el exceso de actividad, de trabajo y los invitó a respetar las vacaciones y a dedicar momentos de descanso.

La tercera enfermedad es la petrificación mental y espiritual. A la vez describió el exceso de planificación y funcionalismo, la mala coordinación y lo que denominó de "Alzheimer espiritual".

Denunció también la rivalidad y vanagloria, el vivir en el mundo de las apariencias. También incluyó la esquizofrenia existencial de quienes olvidan que están al servicio de personas concretas, que viven una doble vida, se limitan a realizar trámites burocráticos, dependen sólo de sus propias pasiones, caprichos y manías y construyen a su alrededor muros y costumbres. "Sanar esa enfermedad tan grave es urgente e indispensable", recalcó el Papa.

También se refirió a divinizar a los jefes, el ser víctimas de suy carrera profesional, de vivir para trepar y del oportunismo, de pensar sólo en lo que se debe obtener y no en lo que se debe ofrecer. Alertó de la indiferencia hacia los demás y la de la cara fúnebre, ya que considera que el sacerdote debe ser una persona amable, serena y entusiasta. "Debe transmitir alegría. íQué bien hace una buena dosis de humor!", recomendó a los cardenales. Les incluyó entre los males, el de acumular bienes materiales, el de de pertenecer a círculos cerrados, así como la mundanidad y el exhibicionismo.

Recordó además que un día leyó que los sacerdotes son como los aviones, son noticia sólo cuando se caen. "Cuánto mal puede causar a todo el cuerpo de la Iglesia un solo sacerdote que cae", dijo Francisco en una referencia muy expresa a los escándalos sexuales y financieros y las filtraciones y los chismes por parte de la Curia (la conjura de los Cuervos) que marcaron el pontificado de Benedicto XVI.

Por primera vez desde su elección en marzo del 2013. Francisco habló a fondo de la Curia. Lo hizo, de nuevo con inteligencia y humor, pero a la vez enorme liderazgo religioso y moral, en el tiempo de la Navidad. Llamaron poderosamente la atención sus palabras de que muchos -y hablaba mirando a los cardenales- sufren de "un mal de Alzheimer espiritual", porque se olvidan que su deber es servir a Dios.

Francisco advirtió que perder la memoria del encuentro con Dios lleva a las personas a vivir en los "caprichos personales y adorando los ídolos que han hecho con sus propias manos". Se refirió a "la enfermedad de la esquizofrenia existencial, la de vivir una doble vida fruto de la hipocresía y el vacío espiritual". "Quienes la sufren pierden el contacto con la realidad, sumiéndose en un mundo paralelo, y pueden escudarse en sus títulos universitarios o de sus cargos", destacó. Francisco pidió ser humildes en la fe y en las obras, pidiendo perdón por sus errores y los de la Curia.

"No quiero concluir este encuentro sin pediros perdón por mis errores y los de mis colaboradores y también por algunos escándalos que han hecho tanto daño. ¡Perdonadme!", fueron las palabras finales de Francisco.

La radiografía descarnada

– "Una de las primeras enfermedades y tentaciones es la sentirse inmortales, inmunes o incluso indispensables, descuidando los necesarios y habituales controles, el corazón de piedra y el cuello duro, el Alzheimer espiritual, la esquizofrenia existencial, el terrorismo de los chismes".

– "Una Curia que no se autocritica, que no se actualiza, que no trata de mejorarse, es un cuerpo enfermo. Una visita al cementerio nos ayudará. También la enfermedad de los que se transforman en patrones y se sienten superiores y no al servicio de todos. Es la patología del poder. El complejo de los elegidos, el narcisismo que mira apasionadamente la propia imagen que no ve la imagen de Dios impresa sobre el rostro de los otros especialmente de los débiles y necesitados".

– "La enfermedad del martalismo, que viene de Marta, la enfermedad de los que se sumergen en el trabajo descuidando la parte mejor, la de sentarse a los pies de Jesús".

– "Descuidar el necesario reposo lleva al stress y a la agitación, un tiempo de reposo para transcurrir con los familiares es necesario, como es necesario respetar las vacaciones como momentos de recarga espiritual y física".

– La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual, el corazón de piedra y duro cuello de los que en el camino pierden serenidad interior, audacia y se esconden bajo los papeles convirtiéndose en máquinas de prácticas y no hombres de Dios".

– "La enfermedad de la excesiva planificación, cuando el apóstol planifica todo minuciosamente convirtiéndose en un contador: preparar todo bien es necesario pero sin pilotear la libertad del Espíritu que es más generosas de cualquier planificación".

– "La enfermedad de la mala coordinación: cuando los miembros pierden coordinación entre ellos, la Curia se convierte en una orquesta que produce ruido, porque sus miembros no colaboran y no viven el Espíritu de gracia".

– "La enfermedad del Alzheimer espiritual, olvidar la historia de la salvación, la historia personal del Señor, del primer amor. Se trata de una declinación progresiva de las facultades espirituales, que en un tiempo más o menos largo hace a la persona o al grupo incapaz de una actividad autónoma".

– "La enfermedad de la vanidad y vanagloria de quienes ven solo la apariencia, los colores de los vestidos y las condecoraciones como verdadero objetivo de la vida, considerando a los otros según el propio interés. Esto nos llevar a ser falsos y a vivir un falso misticismo".

– "La esquizofrenia existencial, que lleva a una doble vida, la de los rumores y murmuraciones".

– "La enfermedad de divinizar a los jefes, de los que hacen la corte a los superiores para obtener la benevolencia, víctimas del oportunismo".

– "La enfermedad de la indiferencia hacia los otros, cuando cada uno piensa en sí mismo. La enfermedad de la cara fúnebre, de las consideran que para ser seres es necesario mostrar el rostro de la melancolía y tratar a los otros, los considerados inferiores, con rigidez y arrogancia".

– "La enfermedad de los acumulados, del que trata de llenar un vacío existencial acumulando bienes materiales; la de los círculos cerrados, donde la pertenencia al grupito se hace más fuerte que la al cuerpo y a Cristo mismo".

– "La enfermedad del provecho mundano, del exhibicionismo, cuando el apóstol transforma su servicio en poder y su poder en mercadería para obtener provechos mundanos o para lograr más poder".

Las declaraciones de Francisco a Henrique Cymerman (el 13 de junio de 2014)

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