Es conocido que el papa Francisco tiene en contra a un sector de la Curia. Pero quizás se sabe menos que existe otro amplio sector que apoya sus gestos e iniciativas.

Pero en este caso, ha suscitado críticas generales por su personalismo, y su cierto sentido autoritario de llevar el protocolo y la comunicación. El Papa indudablemente se ha equivocado al no tener un portavoz o un jefe de prensa. San Juan Pblo II lo comprendió perfectamente desde un primer momento.

Es una situación muy delicada para el papado, aseguran fuentes vaticanistas. El Papa no acertó al no condenar desde un primer momento la invasión de Ucrania por Rusia. Pudo haber viajado a Kiev y no lo hizo. Tampoco llamó personalmente a Putin. Ni exhortó en mensaje público a Putin a detener la infame destrucción de Ucrania, país que sufre la agresión constante de Rusia desde la invasión y ocupación de Crimea.

Francisco llevó al límite estos errores al elegir a dos mujeres, una de Ucrania y otra de Rusia, para llevar  la Cruz durante la XIII estación que recuerda las últimas horas terrenales de Jesús.

Las dos mujeres son Irina, una enfermera ucraniana, y Albina, estudiante rusa, ambas amigas porque trabajan en el Campus Bio-Médico de Roma y que han visto cómo sus vidas cambiaban el 24 de febrero pasado, cuando Rusia decidió invadir Ucrania y sumirla en un devastador conflicto.

A miles de kilómetros de Roma, unas horas antes, el limosnero del papa, el cardenal polaco Konrad Krajewski, celebraba un Vía Crucis entre las ruinas de las ciudades de Bucha y Borodianka, convertidas en símbolo de la masacre, crímenes de guerra, violaciones y ejecuciones sumarias y fusilamientos realizados de forma sanguinaria por tropas rusas y mercenarios del Grupo Wagner.

Francisco sin embargo, con su gesto, puso al mismo nivel a Rusia y Ucrania, olvidando que es Putin el culpable de sufrimientos sin límite y destrucción y aniquilamiento de Ucrania.

Protestas a Francisco

El gesto molestó en Ucrania, donde se produjeron varias reacciones en contra nada más conocerse cómo se desarrolló el Via Crucis.

El embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash, manifestó que entiende y comparte "la preocupación general" que ha generado en Ucrania y en muchas otras comunidades la idea "de poner juntas a mujeres ucranianas y rusas llevando la Cruz durante el Viernes Santo del Coliseo". "Ahora trabajamos en la cuestión, intentado explicar las dificultades de su realización y las posibles consecuencias", agregó.

Por su parte, el nuncio Apostólico en Ucrania, el arzobispo Visvaldas Kulbokas, en un comentario a la revista católica Credo, señaló que él no hubiera organizado la oración de esta manera: "La reconciliación debe llegar cuando se detenga la agresión. Cuando los ucranianos sean capaces no sólo de salvar sus vidas, sino también su libertad. Y, por supuesto, sabemos que la reconciliación se produce cuando el agresor admite su culpa y se disculpa", explicó.

El arzobispo greco católico de Ucrania, Sviatoslav Shevchuk, lo consideró una "idea inoportuna" y "ambigua". "Los textos y los gestos de la estación XIII de este Vía Crucis son incomprensibles y hasta ofensivos", remarcó