Verano de sorpresas en Mallorca con el efecto Felipe VI y Letizia. El Rey, junto con la Reina, ha dejado su huella personal con detalles significativos desde que llegó a la isla. Y un despacho del monarca con el presidente del Gobierno que fue largo, seguido de un almuerzo al que se sumó, como destacó Hechos de Hoy, Jaime Alfonsín.
Las audiencias políticas han sido largas, amplias y cordiales. A Felipe VI le gusta escuchar y conocer todos los detalles. Acabó la cena de riguroso protocolo y se cambió por una recepción en la que saludó a todos los invitados y luego departió con ellos. Es lo que le gusta.
Son besamanos además sin protocolo y con sencillez. Como ejemplo, en la recepción a las autoridades y personalidades de la isla buena parte de la atención estuvo en Carlos Moyá, capitán del equipo español de Copa Davis y su esposa, Carolina Cerezuela, modelo, actriz y presentadora, además de feliz mamá. Felipe VI no ha dejado de lado su pasión por el mar y la vela. Y se ha mostrado feliz en Mallorca, en un verano que fue buena goma de borrar para los desastres y platos rotos dejados por los duques de Palma.
En días de mar y naturaleza en el corazón de las Baleares, Felipe VI, Letizia y sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía visitaron juntos la famosa finca Raixa, el centro de interpretación de la Sierra de Tramuntana, un área de gran belleza en el norte de la isla, que sufrió el año pasado por el fuego y los incendios.
Los Reyes y sus hijas visitaron la que es una impresionante mansión de origen árabe donde se ha rodado Muerte bajo el sol, basada en la novela de Agatha Christie; y Bearn o la sala de las muñecas, que siguió el texto de Lorenzo Villalonga. Sobre todo Bearn, con Fernando Rey y Ángela Molina, mostraron lo impresionante de uno de los nudos de la cultura de las islas. Las pequeñas Leonor y Sofía disfrutaron y mostraron frescura e interés. Su éxito es también el de sus padres.
.