Silencio de Siria y Rusia ante el ataque aéreo en torno a Raqqa, la capital del poder de la guerra suní radical de Estado Islámico (ISIS o Estado Islámico de Irak y el Levante). Es una respuesta de Estados Unidos y sus aliados en Oriente Medio ante la impunidad y brutalidad con que ha actúa ISIS en Irak y Siria y las salvajes decapitaciones de rehenes.

El ataque abrió un giro radical en la estrategia de Barack Obama en la guerra civil siria. Ahora se implica con todas sus consecuencias y abre escenarios inéditos -como apuntaron analistas a Hechos de Hoy– sobre los que Bachar el Asad, acorralado en Damasco, y protegido hasta ahora por Vladimir Putin, guarda silencio.

El Pentágono confirmó la autorización del presidente para un amplio ataque aéreo en la zona de la frontera de Siria con Irak donde se habían identificado objetivos y desarrollado primeras acciones de inteligencia. “Fuerzas de Estados Unidos y de naciones aliadas han comenzado los ataques contra el EI en Siria usando una combinación de cazas, bombarderos y misiles tierra-aire”, confirmó el portavoz del Pentágono, el almirante John Kirby. El Pentágono señaló también la participación en la misión de aviones de "naciones aliadas" -muy probablemente Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Catar y Jordania– pero guardó silencio sobre una operación que es muy amplia y se había preparado en sigilo.

Varias cadenas de televisión de Estados Unidos, entre ellas la NBC, apuntaron a un ataque contra depósitos de combustible; campamentos de entrenamiento de yihadistas y puestos de mando y control. Confirmaron que se desarrolló una operación de inteligencia que mostró por primera vez datos del bastión de ISIS en torno a Raqqa. En la actualidad ISIS cuenta con una fuera de 35.000 yihadistas desplegados en Siria.

En este ataque, que supone una movilización área, analistas militares situaron la presencia de cazas, vuelos de reconocimiento, aviones de reabastecimiento en vuelo, misiles de crucero y aviones no tripulados. Se trató de un ataque lanzado desde el portaaviones USS George HW Bush y su grupo naval, en aguas del Golfo Pérsico y el mar Rojo. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos -cuyos datos se basan en una vasta red de fuentes civiles, médicas- confirmó los ataques en la provincia de Raqqa.