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La Guardia de Honor del Cristo de la Buena Muerte. (Foto: @CofradíadeMena)

La Guardia de Honor del Cristo de la Buena Muerte. (Foto: @CofradíadeMena)

JUEVES SANTO EN MÁLAGA

Emotivo traslado del Cristo de la Buena Muerte por la Legión

Una gran emoción, y masiva asistencia, en los actos del Jueves Santo en Málaga con el desembarco de la Legión, el desfile por la ciudad y la entronización en la iglesia de Santo Domingo del Cristo de la Buena Muerte.

Hechosdehoy / Hechos de Hoy / UN / María Céspedes

La Legión recuperó este Jueves Santo de 2022, tras dos largos años sin hacerlo por culpa de la pandemia de coronavirus, su presencia en Málaga, acompañando al Cristo de la Buena Muerte de la Congregación de Mena.

Lo hizo con un desembarco en el Puerto de Málaga en una nueva ubicación, un desfile por el centro de la ciudad. y el protagonismo en el traslado del Cristo, además de salir en la procesión de Mena.

El gran día de la congregación, el Jueves Santo, comenzó temprano. En el puerto de Málaga se celebró en el atraque Adosado al Dique de Levante (ADL) junto a la antigua Casa de Botes, desde donde las autoridades y representantes de la Congregación dieron la bienvenida a la Compañía de Honores del Tercio Gran Capitán, I de La Legión, con base en ls ciudad autónoma de Melilla.

Tras el acto, los legionarios desfilaron  hasta la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás para participar en el traslado del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas.

Este año, con motivo del centenario del cuerpo, en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás y previo al traslado del Cristo a su trono, tuvo lugar el acto de entrega de la Medalla de la Ciudad de Málaga a la Legión. Y se produjo, igualmente, el relevo del estandarte del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas orlado por los guiones y banderas de los tercios. 

Durante estos días y hasta el Miércoles Santo se ha recuperado la tradición de rendir honores al Cristo de la Buena Muerte en su capilla de la iglesia de Santo Domingo.

La guardia se ha celebrado todos los días, desde el Sábado de Pasión, 9 de abril, hasta el Miércoles Santo. Ha sido uno de los actos más esperados que celebran las cofradías malagueñas durante la Semana Santa, formándose largas colas en la puerta del templo a la espera de poder acceder y presenciar el relevo.

Aunque el vínculo con la Legión data de 1928, la primera guardia legionaria se celebró en 1931, justo antes de los sucesos de mayo de 1931 y el asalto y quema de la iglesia de Santo Domingo, en la que se destruyó la primitiva imagen de Pedro de Mena. Cada Semana Santa varias escuadras se turnan continuamente y montan guardia alrededor del Crucificado.

Durante esta guardia, las escuadras de gastadores se fueron turnando para acompañar a la imagen del Cristo, que preside un túmulo de terciopelo negro con flores de lis bordadas, donde se sitúan, igualmente, los banderines y guiones de los tercios. 

El Viernes de Dolores tuvo lugar una veneración al Cristo de la Buena Muerte por la mañana. Por la tarde, en el convento de las Hermanas de la Cruz, muy vinculadas con la corporación, se celebró una eucaristía. Posteriormente se trasladó a la Virgen de la Soledad Coronada a su trono procesional.

La primera guardia legionaria fue el Sábado de Pasión. Por la tarde se desarrolló el solemne acto de imposición de la corona de espinas al Cristo.

Letra de El Novio de la Muerte

Nadie en el Tercio sabía
quien era aquel legionario
tan audaz y temerario
que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia,
más la Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo, el corazón.
Más si alguno quien era le preguntaba
con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando más rudo era el fuego
y la pelea más fiera
defendiendo su Bandera
el legionario avanzó.
Y sin temer al empuje
del enemigo exaltado,
supo morir como un bravo
y la enseña rescató.
Y al regar con su sangre la tierra ardiente,
murmuró el legionario con voz doliente:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera.
Cuando, al fin le recogieron,
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.
Y aquella carta decía:
"…si algún día Dios te llama
para mi un puesto reclama
que buscarte pronto iré".
Y en el último beso que le enviaba
su postrer despedida le consagraba.
Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte
y su amor fue mi ¡Bandera!
 

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