Hay veces que la vorágine del día a día me hace perder el horizonte de lo que realmente son mis intereses personales. En muchos casos es la acumulación de actividades y otras simplemente ese cauce me deja girando en un remanso de inactividad sin ni siquiera ser consciente de lo que está pasando. Ese último giro que me hace volver al movimiento de la corriente de mi propio río suele ser un libro, que me ayuda a dejar la deriva e intentar bandear por mí mismo los siguientes obstáculos.

Estaba yo perdido en la profundidad de unos pensamientos cada vez más inconexos cuando: “Yo soñaba cada día poder alcanzar la playa y ahora está tan cerca, casi ya la puedo oler.”

Sólo esa frase me hizo sentir los recuerdos tan vivos que podía notar hasta la sal del mar en mi nariz. Las imágenes se iban recomponiendo en mi mente con momentos vividos, pero si realmente algo mecía mis revitalizados sentimientos era la voz que me ha acompañado a lo largo de los años. Iván Ferreiro resonando de nuevo dentro de mi caja de truenos.

“Ya puedo sentir tierra seca tras la arena mojada y no me da la gana de pensar que nada es para siempre. Si esta canción se acaba, que acabe el mundo para todos, todos somos nada, sin las palabras dime que nos queda. Y vuelven algunas rimas a mi mente cansada.”

Mi viaje a esta altura era inevitable y camino debía ser el de siempre, el que me ha traído hasta este lugar, el camino de las palabras que me conduce por los vericuetos de la vida. Las palabras que Xoel López ha fraguado en cualquier rincón del mundo y que me empujan hacia otras palabras que construyan la historia de mi vida.

Es lo bonito de la creación, de hacer algo donde no había nada. La tarde que Iván y Xoel se sentaron en la arena de la playa para grabar el vídeo, yo podía estar a cientos o miles de kilómetros avanzando entre el polvo de mi camino. Ellos no eran conscientes y probablemente nunca lo sean de lo que en mí algún día iban a despertar. Este revulsivo que guardaré en mi mente y sacaré cada vez que sea necesario me acompañará durante años alojado en la colección de recuerdos que estos dos magos me han proporcionado.

Esta sensación me invade en muchas ocasiones y he de reconocer que me agrada. Quién iba a decir a Umbral, Cervantes, Encina o Aristóteles que yo algún día reconstruiría imaginando las sensaciones que ellos tuvieron al escribir. Quién les podría decir que yo, poco o mucho tiempo después, sufriría, lloraría, saltaría, viviría por ellos. Sólo por este motivo siempre que alguien tenga algo que decir hablará, a pesar de las tasas que se le quieran imponer, la gente con la necesidad de contar historias lo seguirá haciendo.

“Cuando me quedo mirando como si estuviera ausente es porque estoy viajando, no pienses que voy a perderme.”
“Reyes que perdieron todo, todo lo que tanto amaban por quererlo demasiado. Y lo intento cada día, ser todo lo que había imaginado y me encuentro que la vida siempre tiene algo preparado que supera cualquiera de mis fantasías, nada comparado con lo que realmente sucedía.”

Ese Y lo intento cada día no deja de retumbaren mi interior desde la primera vez que lo escuché. “Sé que el mundo seguirá girando solitario y lo intento cada día.”

Xoel ha vuelto a España después de varios años viviendo en Sudamérica y viene acompañado de su último disco Atlántico al que pertenece esta canción y de un libro, que recoge retazos de su carrera que en algún momento han quedado a un lado, titulado El Asaltante de estaciones.

Dice el autor que ha sido sorprendente hacer este trabajo introspectivo y que gracias a él ha sido consciente de lo que ha avanzado en estos años. Pero la vida sigue y no hay que recrearse en el pasado sino vivir en el presente con la vista en el futuro, así lo refleja en el video oficial del tema Tierra. Un recorrido por el mundo que para cada uno tiene nuestro origen y nuestro final.

Gracias Xoel.