En los últimos años nos escandalizamos cuando vemos lo que nuestros políticos han hecho a la espalda del pueblo ignorante, pero son múltiples los casos en la historia que la gente se ha aprovechado de la información privilegiada para ponerla a trabajar en su propio beneficio. Muchos han sido los ejemplos, como comentaba, pero pocos tan llamativos como el caso de Virgilio con su mosca.

He de reconocer, que mis tiempos de despistado estudiante, creí llegar a conseguir el logro del amaestramiento de una mosca, por eso, esta historia siempre la he recordado con gran cariño.

Los hechos se remontan a finales del año 43 antes de Jesucristo, el autor de la Eneida era hijo de campesinos recibió una esmerada educación gracias a la protección del político Cayo Mecenas, a quien debemos el término de Mecenas cuando nos referimos a patronazgo cultural. Las habilidades de Virgilio no se reducían al arte de la palabra, en pocos años había conseguido acumular una pequeña fortuna y parte de ésta se componía de tierras.

La situación política es inestable y estalla la Guerra Civil tras el asesinato de Julio César. Ciertos senadores veían en su figura la de un tirano que ambicionaba la restauración de la monarquía por lo que se promueve una conspiración en su contra que incluye en sus filas algunos de sus hombres de confianza. En los Idus de Marzo el César es asesinado en el senado. Así estalla la guerra que culmina con el Segundo Triunvirato, alianza entre Marco Antonio, César Octaviano y Marco Emilio Lépido.

La nueva situación política hace que una vez finalizada la guerra queden una serie de militares sin dedicación que son una amenaza constante.

Virgilio, por entonces, decide hacer la mayor de las excentricidades que se conozcan en la época. Gasta más de 800.000 sestercios en el sepelio de su mascota, la mosca más afortunada de Roma. Debemos tener en cuenta que el salario medio que un trabajador percibía oscilaba entre 700 y 2000 sestercios al año. Se contratan más de 50 músicos, plañideras y poetas que recitan sus versos al cadáver del insecto. Toda la nobleza de Roma acude a dar el último adiós a la mosca en el gran mausoleo que el autor de las bucólicas manda construir.

Durante casi un año, en los corrillos de Roma se hablaba posible locura del escritor, de los signos de demencia que rodeaban sus obras. La tristeza embarga a los amigos que piensan que la excelencia le ha llevado a la locura.

Los hechos políticos que siguen precipitando y la mosca cae en el olvido. Octaviano se ve en la necesidad, para mantener la estabilidad, de dotar de medios a más de 100.000 soldados que habían sido licenciados con urgencia.

El Segundo Triunvirato promulga una ley que afectará a toda Italia por la que se expropia a los latifundistas parte de tierras para poder asentar a la milicia. La ley sólo hará una excepción con aquéllas tierras en las que existan tumbas funerarias que seguirán en manos de sus propietarios por respeto a sus antepasados.

Virgilio, amigo de la clase política de la época estaba en conocimiento de la ley mucho antes de ser promulgada por lo que decidió adelantarse a los acontecimientos y realizar el gran mausoleo para su mascota.

Cuando los hombres del gobierno llegaron a su puerta para confiscar sus propiedades, al autor demostró que en sus tierras había tumbas que impedían que la expropiación de las tierras se llevara a cabo.

Con este plan audaz y la información recibida consiguió conservar las tierras contra las leyes del gobierno.