El FC Barcelona no pasó del empate (1-1) ante el Olympique de Niza en el segundo partido de pretemporada, un duelo en el que Luis Enrique pudo comenzar a dar forma al nuevo proyecto culé con la presencia de los internacionales españoles y el estreno de Mathieu, Rakitic y Rafinha, pero en el que se notó la falta de ritmo y un rival que debuta ya en competición la próxima semana.
Después del primer amistoso en Huelva hace dos semanas, en el cual abundaron los jugadores del filial azulgrana, el Barça se presentaba en Niza tras una semana de stage cerca de Birmingham y con ya casi todos los efectivos a disposición del nuevo técnico azulgrana, salvo Messi, Neymar, Alves -aún pendiente de su futuro- y Luis Suárez, pendiente en su caso del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).
Precisamente la ausencia de la artillería culé siguió notándose tras dos partidos. Además, la falta de ritmo, el peso de la preparación física, y el margen de mejora -en defensa y a la hora de acelerar el ataque- que tiene que achicar Luis Enrique después de las dos últimas temporadas del Barcelona, dejaron una versión discreta -aunque a su vez propia de pretemporada- de los catalanes.
Las probaturas del técnico asturiano salieron mejor en la segunda mitad. En la primera, los visitantes no acertaron a controlar el partido, se vieron por debajo en el marcador, y no se acercaron a la portería rival. Tras el paso por los vestuarios, la entrada de Xavi dio sentido al fútbol de sus compañeros y, como en el Trofeo Colombino, Deulofeu fue el generador de peligro y desborde.
A pesar de que el Barça, en su once, se parecía más a sí mismo, la falta de ritmo pesó más que la calidad sobre el césped del Allianz Riviera. Los jóvenes pupilos de Claude Puel demostraron que su puesta a punto alcanza la fase definitiva ya que debutan la próxima semana en la Ligue 1, y pusieron en evidencia el trabajo que tiene por delante Luis Enrique.
Los primeros cinco minutos parecían guardar la asignatura pendiente culé de encontrar solución al cerrojo de un rival. Con los galos bien encerrados, el Barça disfrutaba de la posesión, pero no imprimió ritmo ni buscó soluciones. La situación duró apenas cinco minutos, no hubo tiempo para ver los recursos con los que trabaja Lucho. Y es que, otra materia a mejorar por los azulgranas, la defensa, salió a relucir.
Los errores y las pérdidas en la salida del balón facilitaron las carreras de los locales. Piqué arrancó la nueva temporada del mismo modo que las anteriores, errático, aunque con la excusa cierta de la falta de ritmo tras el verano. El Barcelona, con Iniesta participativo pero acompañado por un Sergi Roberto sin protagonismo, se desordenó y apenas logró dar sentido a su juego en toda la primera mitad.
La sensación de inseguridad en defensa, casi personificada en Piqué, terminó por confirmarse con un penalti inocente del 3 azulgrana, pena máxima que se encargó de transformar Cvitanich. Era el minuto 21, y el Barça, inexistente en ataque con la presencia de Rafinha de falso nueve, no logró reaccionar, y siguió descolocado a pesar de que en los últimos minutos la intensidad de Iniesta y Adama generó alguna llegada sobre la portería rival. Antes del descanso, Montoya se tuvo que retirar lesionado.
Xavi se quedó para ser líder
Tras el paso por los vestuarios el Barça mejoró, en especial con la entrada de criterio gracias a Xavi. En apenas unos minutos, los de Luis Enrique generaron más llegadas y ocasiones que en los primeros 45, en especial en las botas de Munir. Por su parte, Deulofeu también se animaba en el desborde y el Barça mantenía reculado a su rival.
Con más protagonismo arriba, los azulgrana gozaban de una defensa tranquila, con la presencia ya de Bartra por Piqué. Aún así, todavía se vio los problemas para recular en alguna contra con peligro del Niza. Los galos se quedaron poco a poco sin presencia en la meta de Ter Stegen, quien jugó todo el partido sin dar opción al debut de Claudio Bravo.
La intensidad y verticalidad fue otra, y trajo finalmente el empate, obra de Xavi de penalti cometido sobre Munir. El de Tarrasa, que al final del año pasado parecía haber terminado su carrera azulgrana, fue el protagonista y goleador del segundo amistoso de los de Luis Enrique, que terminó con los cambios y el desgaste de ambos equipos. El próximo duelo del FC Barcelona, el 6 de agosto contra el Nápoles.